De todos los pueblos de la Galia, los belgas son los más valientes…

Sin duda hacían recordar a ese pueblito de irreductibles galos, este sábado, allí en medio de la febril multitud de consumidores que acude a la Rue Neuve en busca de un buen negocio.

¿Quiénes? Un grupito muy determinado, con sus escudos luciendo consignas que preconizaban a la desobediencia civil.
Frente al imperialismo de las multinacionales, cuya lógica conduce a la miseria y la explotación, nuestra «resistencia» proponía el libre albedrío, la opción de aceptar o no, de comprar o no.
Dos horas de acción relámpago, de trato amistoso con la gente, para que surgiera una toma de conciencia, la del vínculo entre el acto diario anodino que es la compra de calzado al precio más bajo y los engranajes de un sistema que luego nos aplasta con la misma lógica del máximo beneficio.

Una acción bien preparada, de carácter espontáneo, una acción que puede llevarse a cabo en nuestro barrio, en todo el mundo.
Y una policía que tardó dos horas en intervenir, y cuando finalmente lo hizo, casi fue con cortesía.
¡El mundo cambia, ayudémoslo a cambiar!

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*Traducción al español: Carmen Soler Rodríguez*