Al igual que la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, el ciclo cinematográfico «La no violencia sobre un lienzo” sigue su camino.

Cada película propuesta hace viajar al espectador, lo lleva a descubrir situaciones, personas, países, culturas diferentes, pero también lo hace viajar por el camino de sus propios sentimientos y lo invita a plantearse interrogantes sobre el sin sentido o el sentido de todas las historias contadas.
Estas películas son documentales o ficciones que relatan situaciones dramáticas, pero que también muestran el retorno a la vida, el coraje, la dignidad, la bondad y la fuerza de los seres humanos.

El 13 de noviembre, en la sala André Malraux de Bondy fue proyectado el documental ‘De guerre lasses’ (Hartos de guerra) de Laurent Renard, al que siguió un encuentro con el director.
Al día siguiente, se proyectó la película ‘Une affaire de nègres’ (Un asunto de negros) en la sala Le Studio de Aubervilliers, en la que también estuvo presente la directora Osvalde Lewat.

Las intervenciones que siguieron a las proyecciones, además de agradecer a los directores por la emoción suscitada, pusieron de relieve la necesidad de liberar la palabra de todas las víctimas de las atrocidades de la guerra y otros abusos.

Según Laurent Bécue Renard, cualesquiera que sean las guerras, los daños internos son los mismos, la guerra deja huellas psíquicas que se transmiten de generación en generación. Durante la proyección de su película en el centro cultural francés de Sarajevo estuvo presente una de las mujeres cuyo proceso de reconstrucción ha sido filmado. El público, compuesto principalmente por la clase «burguesa» de Sarajevo –que vivió la misma guerra que esta joven campesina de Srebrenica, aunque en un medio urbano– le agradeció que hubiera puesto palabras a unos sentimientos que también compartía.

Osvalde Lewat, por su parte, afirma que la palabra permite hacer el duelo cuando las familias de las víctimas no han podido darles sepultura. El documental también ha permitido que las familias ya no estén estigmatizadas y que vuelvan a crearse vínculos. ¿Cómo vivir cuando no se ha hecho justicia, cuando no se ha enterrado a los muertos, cuando no se ha hecho el duelo? Romper el silencio es un acto no violento que propicia el regreso a la vida.

Estas dos historias tan diferentes en cuanto a los hechos y, sin embargo, tan cercanas muestran que si la violencia es universal, también lo es la no violencia. Seguro que las dos proyecciones siguientes también nos llevarán por ese camino.
El martes 24 de noviembre, se proyectará el documental ‘Mon voisin, mon tueur’ (Mi vecino, mi asesino) de Anne Aghion a las 21h en la sala Le Bijou de Noisy-le-Grand, en presencia de la directora. ¿Cómo, siete años después del genocidio de Rwanda, perdonar a los que mataron a nuestros hijos? ¿Los “gacaca», tribunales de proximidad, ayudarán a que así sea?

El sábado 28 de noviembre, con su película ‘Mur’ (Muro) la directora Simone Bitton embrolla las pistas del odio afirmando la doble cultura judía y árabe. A lo largo del muro, las palabras del día a día y los cantos sagrados en hebreo o árabe resisten al discurso de la guerra y al ruido de las excavadoras.
Después de la proyección, Jean-Pierre Rehm, director del Festival Internacional de Documentales de Marsella comentará la película.

Traducción: Carmen Soler Rodríguez