Con 87 días de golpe de estado, el pueblo hondureño está sufriendo la peor escalada de violencia. A nivel nacional, en las principales ciudades, pueblos y aldeas, hay acciones represivas incluso utilizando gases lacrimógenos, armas de fuego y golpes por parte de las fuerzas militares hondureñas. En tanto que el estadio olímpico de Honduras se está llenando con cientos de detenidos. Las acciones pretenden evitar que cientos de miles de hondureños se logren juntar alrededor de la embajada de Brasil donde se encuentra el presidente Manuel Zelaya.

No obstante, las manifestaciones contra el régimen de facto se están realizando en cada barrio, colonia, comunidad, mientras que la policía tratar de contenerlos violentamente. Ciudadanos hondureños informan que decenas de vehículos y motocicletas con paramilitares y sicarios circulan “amenazantes” por las principales calles de Tegucigalpa.

Las fuentes informan que en primeras horas de la noche del miércoles se pretendía allanar la sede de la embajada de Brasil en Honduras y secuestrar al presidente Zelaya, con el riesgo de provocarle la muerte, así como a las 300 personas que lo acompañan en el interior. También hay versiones que indican que se han planeado un corte del fluido eléctrico en la Embajada y de las redes de celulares a nivel nacional, lo cual ya ha sido denunciado por medios de comunicación independientes.

Manuel Zelaya regresó sorpresivamente al país casi tres meses después de ser derrocado por un golpe militar. Según la agencia Prensa Latina Zelaya aseguró tener indicios serios de preparativos para asesinarlo. Precisó que la zona donde se encuentra la embajada brasileña está completamente militarizada y la policía allanó las viviendas contiguas a la edificación, para completar el cerco. Agregó que incluso se encontraba en el área un juez forense, quien tendría la misión de certificar la versión del suicidio de Zelaya, informa Prensa Latina. “Si muero esta noche, será un asesinato vil. Declaro que José Manuel Zelaya Rosales no se suicida, no tiene vocación de morir de esa manera”, afirmó el Presidente depuesto.

Mientras, crece la presión internacional que exige el fin de la violencia del régimen de facto en Honduras. En Buenos Aires se convocó a una movilización (el miércoles 23 de septiembre a las 18), a la Embajada de Brasil en Argentina para que se tomen acciones para frenar la represión contra el pueblo hondureño.