En el octavo día de su marcha a través de Alemania Oriental rumbo a Siria, la Marcha Civil de Alepo reflexiona: «Hemos tenido una semana muy difícil y exigente. La noche pasada iba a ser también desafiante: se suponía que era una noche muy fría y mentalmente nos preparábamos para dormir afuera por primera vez desde que nos fuimos, y al mismo tiempo tratábamos de prepararnos emocionalmente para enfrentar una manifestación nazi que nos habían Informado se realizaría en la ciudad a la que estábamos llegando a (no es la primera a la que nos hemos enfrentado hasta ahora, por desgracia). Estábamos ansiosos, cansados y un poco asustados – una horrible mezcla de sentimientos. Pero entonces… en lugar de armar nuestras tiendas en un campo de fútbol congelado, nos invitaron a dormir en un edificio cálido. En la plaza del mercado, en vez de los nazis, nos recibió un grupo de preciosos sirios que habían estado esperando por nosotros. En lugar de quedarnos en el frío, una iglesia nos invitó a entrar, donde nuestros nuevos amigos sirios nos habían traído una increíble cena, y luego invitaron a algunos de nosotros a sus hogares».

Al mismo tiempo, la Marcha se enfrenta a una ferviente crítica por parte de grupos polarizados de sirios y activistas por la Paz que están a favor o en contra de Putin/Assad o Estados Unidos/Occidente, respectivamente. Se preguntan por qué no se muestran símbolos de ninguno de los dos y no se toma una posición política clara. Los que iniciaron en marzo habían decidido de antemano que no tomarían otra posición que aquella de la población sufriente y la necesidad de poner fin a la violencia. Como símbolos utilizaron banderas blancas, pero fueron igualmente criticadas porque se suponía que estas banderas eran símbolos del régimen de Assad.

Además, la marcha se enfrenta con el discurso de odio en Internet y a lo largo de su camino con extremistas de derecha y refugiados haters, sin embargo, al mismo tiempo apoyados por un gran número de personas, como se ha descrito anteriormente. Hasta ahora, en cada pueblo en el que han pasaron alguna noche, se les ha proporcionado refugio, alimento y han sido saludados por los habitantes, ya sean alemanes o refugiados.

Además, escriben en su página de Facebook:

«A lo largo de nuestra marcha nos es imposible no pensar en los cientos de miles de refugiados que huían a Europa por los mismos caminos por los que estamos avanzando.

No podemos no pensar en el hecho de que no tenían el equipo adecuado, equipo para dormir, calcetines abrigadores para caminatas o una cocina móvil para hacer té caliente. No fueron invitados a las escuelas, no tenían un coche en caso de emergencia, no tenían a sus amigos y familiares sonriendo junto a ellos.

No podemos no pensar en el hecho de que no han sido anunciados, publicitados positivamente en los medios de comunicación, recibidos abiertamente por gente amable. No fueron recibidos en las plazas de la ciudad, no se les dio comida, no cantaban canciones con sus nuevos amigos.

No podemos no pensar con cuánto estrés, tristeza, cansancio y miedo tuvieron que lidiar durante su paso. No tenían hogares y trabajos a los que volver, no podían ir y venir a su antojo, no sentían el apoyo de miles de personas de todo el mundo».