“Propugnamos la necesidad de una revolución social que modifique sustancialmente las condiciones de vida de los pueblos, una revolución política que transforme la estructura de poder vigente, una revolución interpersonal que permita un nuevo modo de relacionarse entre los seres humanos y una revolución espiritual que abra el horizonte de una renovada reflexión y experiencia sobre el sentido de la vida”

(Centro Mundial de Estudios Humanistas. Enmarque del V Simposio Internacional, octubre 2016).

Por: Carlos Crespo

El pasado 20 de octubre, se inició en Lima el V Simposio Internacional del Centro Mundial de Estudios Humanistas, con un encuentro preparatorio que reunió a estudiantes y docentes universitarios, profesores de instituciones educativas, activistas, profesionales y trabajadores, quienes reflexionaron y elaboraron propuestas en torno a las preguntas ¿en qué consiste y cómo emprender una Revolución Humana, tan necesaria y urgente en estos tiempos? El evento fue organizado por los Centros de Estudios Humanistas de Perú, Nueva Civilización de Lima y Buen Conocimiento de Huancayo.

Necesitamos una gran revolución cultural para superar la violencia de género, señaló en su exposición Violeta Barrientos, escritora, feminista y docente en temas de género de la Universidad de San Marcos. Una nueva educación humanista que contribuya a una transformación de la mujer, de objeto a sujeto, puesto que heredamos unos condicionamientos históricos que negaron su condición humana y la convirtieron en objeto de explotación. Se requiere ahora una revolución sexual integral que contribuya a una de-construcción y reconfiguración de ambos géneros, con autonomía y libertad.

Para Severo Cuba, Coordinador de Educación del Frente Amplio y ex Director del Centro de Educación Popular ‘Tarea’, la educación en el Perú tiene pendiente construirse como un proyecto humano, articulada a un nuevo modelo civilizatorio. Actualmente domina una visión tecnocrática de la educación, con un modelo mono cultural, que opera con un sistema estandarizado y una “didáctica operatoria”. Necesitamos desarrollar una “Pedagogía de reconstrucción social de la cultura”, donde los estudiantes sean actores de su propia educación, la pedagogía esté centrada en los sujetos y sus procesos, la política curricular sea construida en democracia y la educación sea parte de una movilización ciudadana, comunitaria. Los cambios profundos necesarios en la educación deben responder a las preguntas ¿hacia dónde vamos?, ¿qué vida queremos?, ¿para qué aprendemos? Necesitamos recuperar “la vida sencilla”, “recuperar el respeto mutuo y universal”, promover el ‘sumaq causay’ la armonía entre todos y la naturaleza.

Por su parte, Enrique Fernández, sociólogo y autor del libro “La Rebelión de los Pulpines: Jóvenes, trabajo y política”, convocó a una revolución cultural de las relaciones interpersonales, ya que el actual proyecto neo liberal impone el modelo del éxito individual, debilita el tejido social, reduce el tiempo para las relaciones interpersonales y niega todo proyecto colectivo. La gran movilización de jóvenes de 2015 contra la Ley Pulpín, que afectaba sus condiciones laborales y finalmente retirada, mostró “la capacidad de agencia” de los jóvenes. En la actualidad se multiplican núcleos culturales y asociaciones de jóvenes con un sentido de acción social que, a través del arte, la música y otras expresiones, dan respuesta frente a la violencia y las drogas. ¿Por dónde van las salidas? Existe ‘capacidad de agencia’ en las personas, alimentada por una intencionalidad, este constituye un motor y a la vez una esperanza.

Con los aportes de los expositores, los participantes se reunieron en grupos de trabajo para intercambiar sus experiencias y formular propuestas en torno a la revolución Humana necesaria, en tres campos: las relaciones de género, la educación y los jóvenes, las mismas que compartiremos en la segunda parte de este artículo.

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El grupo sobre relaciones de género concluyó así:

“Los cambios en las relaciones de género son indetenibles. Las mujeres se afirman como sujetos con su propia intencionalidad y tanto hombres como mujeres, especialmente los más jóvenes, aspiran a relaciones de cooperación y apoyo mutuo, dejando atrás las relaciones de poder y dominio que generan tanto sufrimiento. La revolución que vienen impulsando las mujeres no solo tiene y tendrá efectos en las relaciones de género, si no que implicará un cambio un cambio en todas las dimensiones de la sociedad”.

Los jóvenes, por su parte, expresaron su desconfianza en la democracia formal, plantean la necesidad de espacios de participación donde se tomen decisiones que sean implementadas; no quieren portavoces que los representen, piden respecto hacia ellos y hacia el medio ambiente, sienten la necesidad de liberarse y evitar la autocensura y tienen las redes como espacios de comunicación.

En el grupo de Educación se reconoció la existencia de muchas experiencias con caminos diferentes a la propuesta actual que busca estandarizar a los individuos y adaptarlos a las exigencias del capital. Se requiere un proyecto educativo de largo plazo para la transformación profunda del ser humano, que eduque en la sensibilidad, en la no violencia, en la solidaridad, la convivencia, que vincule a las familias y la comunidad. Para ello hay que modificar los currículos, los centros de formación de docentes, las instituciones educativas.

Las recomendaciones de este encuentro preparatorio serán presentadas en el V Simposio Internacional del Centro Mundial de Estudios Humanistas – sede Latinoamérica-, que se llevará a cabo en Asunción – Paraguay del 28 al 30 de octubre próximos.