Los acontecimientos recientes en América Latina, desde la elección de Macri en Argentina a la destitución de Dilma en Brasil, son un aperitivo del nuevo escenario mundial que está emergiendo.

Tras el fracaso del neoliberalismo, declarado por el mismo FMI (http://www.pressenza.com/it/2016/06/il-fmi-ammette-che-il-neoliberismo-ha-fallito), asistimos a una avanzada de las «Corporaciones «en todo y a cualquier costo, comenzando con la manipulación de los medios de comunicación y del poder judicial.

Hay un patrón que se repite en varios países, que consiste en una denuncia mediática con gran clamor y volumen, perpetrado con el apoyo de los grupos editoriales, lo que termina dando lugar a una denuncia legal. La combinación de ambos, medios de comunicación y poder judicial ha dado lugar, como hemos visto en varios casos, en derrotas electorales. En 2015, en Argentina, el candidato Aníbal Fernández fue arrastrado en un escándalo relacionado con drogas en plena campaña electoral, escándalo que más tarde se demostró infundado. Pero, mientras tanto, perdió la elección en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral del país con 12 millones de votos.

Algo similar ocurrió con Amado Boudou, entonces Vicepresidente de Argentina y probablemente el mejor sucesor que podía seguir a Cristina, que fue constantemente calumniado, denunciado y eliminado políticamente con enredos mediáticos y denuncias, que luego se demostraron inconsistentes. También en este caso, se logró el objetivo de descalificarlo.

En agosto el año 2016, Hebe de Bonafide, fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, la organización histórica por la defensa de los derechos humanos, recibió una denuncia por «incitar a la violencia» y «amenazar contra el orden público» por haber organizado marchas de protesta . Más tarde recibió una orden de detención para convocarla a declarar (en su caso, no existió la “obligación” de declarar) respecto de un caso que investigan por enriquecimiento ilícito. La detención no fue posible dada la intervención de miles de personas que se opusieron a la policía.

En Brasil, Lula ha sido arrastrado a declarar por presuntas violaciones, que todavía están sin proceso judicial, activando la maquinaria de descalificación con el objetivo de desacreditar al futuro candidato presidencial.

Al final, fuimos testigos de la destitución de Dilma, que es quizás uno de los más graves episodios de esta escalada contra los gobiernos populares de América Latina.

El hecho de que Brasil haya pasado a manos de un gobierno que responde a potentes lobby económicos, tendrá consecuencias globales, ya que Brasil es parte de los BRICS (asociación económica entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Los BRICS son, de alguna manera, un intento de crear un marco global multipolar.

Al mismo tiempo, estamos asistiendo a un fallo temporal de TTPI en Europa, lo que podría demostrar un cierto caos y pérdida de control por parte de las Compañías. Esto, a pesar de ser una derrota para las multinacionales, está siendo motivo de preocupación. En Europa crecen cada vez más los movimientos populares y hay una indignación creciente hacia las políticas comunitarias, principalmente aquellas que favorecen a las Compañías.

Aunque el TTPI sea un tratado que favorece unilateralmente sólo a las grandes potencias económicas en detrimento de las poblaciones, su fracaso nos muestra la dificultad de las Empresas en su avance a escala global, y prepara el terreno para conflictos socio-económicos y armados a una escala mayor: no hay duda de que las multinacionales en su frenesí no regulado por abarcar todo, avanzarán inescrupulosamente.

También vemos lo que está pasando en Siria, Irak y en Oriente Medio en la supuesta lucha contra el terrorismo de ISIS, una organización creada y que se le escapó de las manos a los propios Estados Unidos: se ha creado un escenario caótico, con la intervención de varios actores que no logran encontrar acuerdo y siguen elevando tanto la confrontación militar como la de los medios de comunicación. Es una guerra que prolifera de acuerdo a los deseos del lobby de las armas, y que desde hace tiempo está fuera de control.

Un futuro incierto está avanzando a nivel mundial y estamos entrando en una era de «post neoliberalismo», donde el lobby y las Compañías han abandonado el discurso académico del libre mercado, de la competencia, de «no injerencia en la economía», la «Mano de Dios «que regula el mercado. Estas teorías se han finalmente demostrado falsas, porque lo que han producido son importantes desequilibrios e injusticias a escala global. El 1% continúa haciéndose rico, actualmente existen 16 familias que controlan el 94% de los recursos mundiales: estas son las Companies, también llamado el Lobby Multinacional, o los grupos financieros internacionales, dueños del mundo.

En Europa vivimos en relativa comodidad, debido también a la explotación de los recursos de otros países. Como ciudadanos sabemos poco de cómo vive el 20% más pobre. En este breve vídeo, pueden darse un paseo por un «slum» (barrio pobre):

En Europa, las mayores Empresas de la web han revolucionado la publicidad, la comunicación y las ventas en línea, adquiriendo conspicuas tajadas del mercado. Pero con diferentes operaciones que aprovechan vacíos legales y de lobby, han logrado pagar escasos impuestos o inexistentes. Esto demuestra que estas grandes Compañías tienen un poder difícil de contrarrestar: los mismos gobiernos, a pesar de aplicar formalmente multas y reclamos, al final de cuentas están a su servicio.

Las únicas fuerzas que podrán contrarrestar este nuevo escenario son los grupos humanos organizados múltiples formas. Nos estamos ocupando de esto en la preparación de una serie sobre las Organizaciones Sociales en América Latina:

En primer lugar queremos volver a contar lo que pasó en Argentina después del documental «Tupac Amaru, algo está cambiando.»

Aquí está el trailer:

Argentina y la Túpac Amaru

El caso de la Tupac Amaru, una de las principales organizaciones sociales de Argentina es emblemático, porque anticipa el escenario en el que los eventos rápidamente se están catapultando.

Estamos en la Argentina del 2001, cuando surge la Túpac Amaru: la grieta producida por las políticas neoliberales impuestas por el FMI ha dejado a muchos trabajadores en la calle, sin servicios sociales ni centros de salud e incluso han quedado marginados del sistema de educación primaria las franjas más pobres de la población. En el norte del país, en la provincia de Jujuy, las protestas son muy encendidas y el gobierno provincial fue destituido 5 veces. Luego viene a la Presidencia de la Nación, Néstor Kirchner, y empiezan las políticas fuera de los patrones dominantes de neoliberalismo. Se crea una sinergia entre la Tupac Amaru y el estado, lo que permite la construcción de decenas de cooperativas y desarrollar un proyecto de «vivienda social» buscado por el gobierno, la construcción de cientos de viviendas, (luego se convierte en miles). La Tupac emplea a los marginados y reinvierte todos los beneficios en la construcción de fábricas, escuelas, centros de salud, centros deportivos. Inicia un círculo virtuoso donde se ve cómo las casas de Tupac no sólo son las mejores y se han hecho rápidamente, sino que además los beneficios e utilidades que los otros empresarios retienen, en este caso son re-invertidos en beneficio de la comunidad.

La Túpac Amaru ha crecido y en 14 años ha construido docenas de barrios, ya en muchas provincias de Argentina. Su líder, Milagro Sala, es indígena y encarna la redención de estas poblaciones que siempre han sido discriminadas. Se inicia también una gran presión para que los instigadores del genocidio producido durante las dictaduras del siglo pasado sean finalmente procesados. Comienza un proceso hacia Balquier y otros empresarios locales, terratenientes y propietarios de la mayor parte de la provincia.

Este regreso al poder de miles de ciudadanos produce una fuerte reacción tanto por parte de los poderes económicos locales, como los nacionales. Inicia la máquina de descalificación mediática, con acusaciones sin fundamento de la violencia, posesión de armas, prostitución, desvío de recursos. Es gracias a estas acusaciones calumniosas que la Tupac Amaru llega a ser conocida a nivel nacional e incluso a nivel internacional, donde diversos sectores progresistas se alinean en su defensa.

En diciembre de 2015, Mauricio Macri gana la elección presidencial por 300.000 votos, con una campaña electoral basada en estrategias de marketing y mentiras, disfrutando del apoyo de los medios de comunicación que se pusieron de su parte. En los primeros 3 meses de gobierno no se tienen en cuenta en absoluto sus promesas electorales y el país comienza un proceso de caída sin precedentes: la moneda se devalúa en un 20%, la inflación llega a más del 40%, más de un millón de nuevos pobres, crecen las favelas, los sectores ricos reciben exenciones de impuestos y se inicia un rápido proceso de privatización de los sectores estratégicos.

En Jujuy llega al poder el nuevo gobernador aliado de Macri y con un pretexto detiene a Milagro Sala durante una protesta pacífica en la plaza. Inmediatamente se desatan las protestas en el país como internacionalmente. La Plaza de Mayo es ocupada durante tres meses por las principales organizaciones sociales y políticas del país. Amnistía Internacional lanzó una petición urgente. Pese a las protestas, Milagro está siendo detenida, hay otras 10 detenciones. Jujuy es el escenario de la represión y las redadas. Los abogados de la defensa de Milagro son multados y amenazados en varias ocasiones. Por intervención directa del gobernador Morales, en la corte de Justicia de la provincia a partir de dos antiguos aliados parlamentarios y un grupo de magistrados, comienza a presentar quejas contra Milagro Sala y varios otros miembros de la Tupac Amaru. Los editores locales y nacionales, aliados de Morales, ponen en marcha la máquina mediática, con tonos misóginos y discriminatorios.

Milagro Sala se encuentra todavía en prisión sin verdaderas razones por su detención. Con su caso vemos la criminalización de la protesta, el uso del poder judicial para neutralizar las organizaciones sociales, que son la instancia organizadas que defienden a las necesidades básicas de la población. Todo lo que construyó la Túpac Amaru, miles de viviendas, escuelas, centros de salud, centros deportivos, etc… se han abandonado, si no – peor – transferidos a las manos de los «poderosos» que a través del gobierno nacional o provincial, títere de los sindicatos, también están haciéndose de la riqueza que generó esta organización social.

La protesta continúa a nivel nacional e internacional, hay peticiones y las interpelaciones de las Naciones Unidas en muchos países.

Los lobby están mostrando sus verdadero rostro, están agarrando los bienes comunes sin más necesidad de tener que justificar estos actos con una ideología, el neoliberalismo. Está instalándose un mundo de injusticias sociales, con el 1% de la población que sigue acumulando riquezas a expensas de los demás, se fortalecerá y las únicas organizaciones que podrán prevalecer en este futuro siniestro son las que se formen a partir de la base social y de acuerdo con las necesidades básicas: un ingreso, un hogar, salud, educación, derechos civiles.

La ideología neoliberal nació en los círculos académicos de los EE.UU. en los años 40, en los entornos al servicio de las Companies. Fue en América Latina donde fue posible establecer este modelo económico, gracias a las dictaduras que privatizaron y comenzaron el proceso de desrregulación. Varias décadas después, en América Latina, surgieron los gobiernos populares que comenzaron a construir políticas sociales fuera de los esquemas neoliberales, que ahora enfrentan el embate de los poderes conservadores que quieren recuperar el poder perdido y frustrar cualquier intento de redistribución de la riqueza.

La historia de la Tupac Amaru es emblemática porque prevemos un patrón violento que veremos repetido en muchos lugares. Pero también nos muestra cómo construir el bienestar.

En América Latina sólo podemos esperar un aumento de la represión de la protesta social, algo así como las dictaduras del siglo pasado, golpes realizados no ya por los ejércitos, sino por los medios de comunicación y el poder judicial, funcionales al interés del 1%. Una nueva Operación Cóndor.