Por Herminio Piñeiro, Londres, septiembre de 2016

Había oído hablar de sillas anatómicas, de trabajo, de dirección, escolares, incluso de sillas ergonómicas, pero nunca de la silla ergonómica vertical.  No trabajo en una enorme y laberíntica oficina de la banca con más de 200 empleados en la City londinense, ni tampoco lo deseo.  Pero resulta que hace poco conocí a alguien que sí trabaja allí y quien me contó que en la oficina de la multinacional para la que es esclavo vio más de una de esas milagrosas sillas ergonómicas verticales. A primera vista, Lucca es un ser nervioso, complejo, muy inhibido, con cierto aire juvenil e inocente, por lo que me costó sacarle la más mínima información acerca de estos muebles futurísticos y tras preguntarle por las sillas me observó con frialdad y parece que balbuceó alguna que otra sílaba incoherente, pero después de mirarle a los ojos fijamente e inyectarle una dosis de confianza y amor, empezó a pronunciar palabras que ahora se hacían descifrables y comprensibles:

~ Sí, sí, hay varias -me dijo-  Las utilizamos después de pasar horas y horas delante de nuestros ordenadores de última generación. Además, no solo te permite erguir la parte anterior del cuerpo y deslizar las piernas hacia atrás, pero incluso te puedes levantar y trabajar de pie, aunque esto está implícitamente reservado para los altos cargos de la empresa, que llevan muchos años en estas oficinas.

– O sea, ¿Que son sillas verticales? – le pregunté.

– Absolutamente- me contestó.

Me quedé vislumbrado y horrorizado al mismo tiempo. No sabía que pensar: no había leído nada parecido ni en Huxley ni en Orwell; ¿Se habrían adelantado las multinacionales a las predicciones de los grandes escritores distópicos ingleses del siglo XX? ¿Tal vez estas sillas tuvieran inteligencia propia y los empleados todavía no se habían dado cuenta?  ¡Vete tú a saber!  O tal vez, aquellas fueran una manifestación tácita del transhumanismo H+ por venir.

 

Notas: H+: H de ser humano y + (más) es el símbolo  del Transhumanismo.