15 de de julio de 2016, a las 22:00 hrs., las fuerzas armadas turcas han declarado el golpe. Al cabo de unos minutos, el país ha comenzado a mirar en la televisión o Internet las primeras imágenes impactantes. Los tanques del ejército habían bloqueado los dos puentes sobre el Bósforo en Estambul. La sede de la televisión estatal, el canal TRT, había sido ocupado. Después de unos minutos, por uno de los altavoces de TRT leen la nota de prensa difundida por el ejército que señala que se trata de un golpe militar, el cuarto en 36 años.

Sin embargo, en las horas siguientes se va viendo que es un golpe un poco diferente de los anteriores. En primer lugar, estaban a salvo todos los líderes del gobierno y el Presidente de la República. El primer ministro, Binali Yildirim, apareció inmediatamente delante de las cámaras catalogando al incidente como un «intento organizado por un grupo pequeño». Vimos a través de Skype al Presidente de la República, Recep Tayyip Erdogan – que en ese momento por razones de seguridad, estaba en Marmaris y no en Ankara – hablando por el canal de televisión CNN Turk, invitando a los ciudadanos a salir a las calles y resistir el golpe.

Mientras que durante el golpe anterior se tomaron presos incluso a los políticos de la oposición y se los llevaron a la cárcel sin gran resistencia, esta vez los dirigentes de los partidos de la oposición condenaron el intento. Kemal Kılıçdaroğlu de la CHP (Partido Republicano del Pueblo, principal fuerza de centro-izquierda del país) fue el primero en tomar una posición. Devlet Bahceli, MHP (Partido del Movimiento Nacionalista) expresó su solidaridad con el gobierno. Incluso la cúpula del HDP (Partido Democrático del Pueblo, que reúne a las fuerzas pro-kurdas y de izquierda) se pronunció a favor de la democracia y en contra del golpe.

En las primeras horas los soldados, desplegados en diferentes partes del país, se encontraron con una considerable resistencia por parte de las personas y de la policía. En los puentes sobre el Bósforo se trató de repeler a los soldados, que abrieron fuego, matando a dos personas. Al llamado del Presidente de la República se sumó el de la Policía del Estado, instando a la gente a salir a las calles para rechazar el intento de golpe. En las grandes ciudades los megáfonos de las mezquitas transmitían la voz del imán, a pesar de que no era el momento de una de las cinco oraciones diarias. Además de los primeros mensajes de solidaridad desde el extranjero, incluso el Tribunal Constitucional y varios oficiales del ejército se disociaron del golpe. Así es que dentro de unas horas parecía que el mundo de la política, una parte de la población civil, el mundo jurídico y una buena parte del ejército había aislado a los golpistas.

Sin embargo, el intento de golpe de Estado no preveía la retirada inmediata. Una explosión en un cuartel en Ankara Golbasi cobró la vida de 17 policías. Siempre en Ankara, un F16 golpeó a un helicóptero impulsado por los líderes del golpe. El ex jefe del Estado Mayor, Necdet Ozel, confirmó la captura del jefe de personal y varios agentes de los soldados golpistas. Durante ese tiempo, los medios de comunicación empezaron a hablar de los ataques en contra del Parlamento y de los ataques aéreos y por vía de helicópteros. Mediante conexión telefónica, el canal de televisión ImcTv, señaló que varios diputados del CHP confirmaban que la mayoría de ellos yacían en los refugios y que afuera habían varios heridos. Con la llegada de la primera noticia se anticipaba una larga noche, el primer ministro anunció que se disponía el abatimiento de cualquier aeronave que sobrevolara Ankara. Mientras que los civiles y policías se defendían de los soldados que habían ocupado el canal TRT, llegó la noticia de otras dos ocupaciones: la cadena de televisión CNN Turk y la agencia de noticias Dogan. La transmisión se interrumpió y se sintieron varios disparos. Mientras que el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, condenó el intento de golpe de Estado, el Presidente de la República llegó al aeropuerto de Estambul.

Al hablar ante las cámaras, Recep Tayyip Erdogan, dijo que estaba seguro de que el incidente fue orquestado por ex aliado histórico, el actual enemigo número uno, es decir, el líder espiritual de la comunidad religiosa Fettullah Gülen, y añadió que los jueces ya habían comenzado a trabajar para identificar y detener a los autores. «Esta es una gran oportunidad, ya que el 30 de agosto, como siempre, cambiaremos y reformaremos varios cargos en el ejército», dijo. «Haremos todo lo posible para excluir a estos traidores». Poco después, el diario británico The Financial Times divulgó una breve exposición de Fettullah Gülen, en el que el ex imán condenó el golpe.

Mientras tanto, en Estambul y Ankara se intensificaron los enfrentamientos entre soldados y la policía civil, especialmente alrededor de la sede de la radio estatal TRT, en Harbiye. Al Hospital Haydarpasa llegaron los primeros seis muertos y cientos de heridos. Miles de personas estaban ya en ese momento en el aeropuerto de Estambul, para apoyar al Presidente de la República, y en las calles del país para rechazar a los líderes del golpe. Se podían ver las primeras imágenes de los soldados detenidos en Ankara y Estambul. Los agentes del servicio secreto trataron de liberar al jefe del Estado Mayor, hubo enfrentamientos fuertes, causando varias muertes.

En resumen, un golpe que podría denominarse «fallido» ha producido cerca de 100 muertos y más de un millar de heridos, en menos de 24 horas. Las operaciones están aún en curso. Fueron detenidos más de 1.500 efectivos militares, entre ellos soldados y oficiales. Con las primeras horas del día en diferentes lugares los soldados se han rendido, entregándose a la policía.

Lo más probable es que en los próximos días se pueda entender mejor la naturaleza de este intento, pero ya ahora podemos decir que se trataba de un golpe sin precedentes, tanto por su estilo como por la reacción del gobierno y de la población civil. Las redes sociales y diversos portales de noticias hablan incluso de un golpe pilotado. Aunque todavía es demasiado pronto para hablar de ciertos detalles, podemos decir que el futuro inmediato traerá una mayor polarización. Parece que a los conflictos sociales y políticos que han estado ocurriendo desde hace varios años, también han tocado por dentro al ejército. Una vez más, la institucionalidad administrativa tendrá que hacer frente a las fuerzas armadas del país.