Por Fernando Torres Morán

LIMA (IDN) – Oxapampa es una provincia en la Región Pasco, en la selva central del Perú. En ella se encuentra la Reserva de Biosfera “Oxapampa Asháninka Yánesha”, que fue reconocida como tal en 2010 por la UNESCO.

En su extensión, Oxapampa guarda áreas naturales protegidas, como el Parque Nacional Yanachaga Chemillén, con un área de 122 mil hectáreas (entre los distritos de Huancabamba, Oxapampa, Villa Rica y Pozuzo), o el Bosque de Protección San Matías – San Carlos, con extensión de 145,818 hectáreas (entre los distritos de Palcazú, Puerto Bermúdez y Villa Rica).

A lo largo de décadas, esta zona ha sufrido la depredación forestal. Recientemente, la ONG Pro Naturaleza ha denunciado que la tala ilegal en el Parque Nacional Yanachaga Chemillén incluye la extracción de cien mil tablares de madera como tornillo, cedro e higuerilla.

Debido a la pobreza en la zona, el proceso de extracción involucra a algunos indígenas, a quienes los inescrupulosos madereros ofrecen una pequeña cantidad de dinero a cambio de que les permitan talar los árboles en las zonas que se les han adjudicado.

La historia de la deforestación en esta zona, rica en biodiversidad, se remonta a mediados del siglo pasado, cuando la madera empezó a extraerse para su exportación a otros países. Se instalaron las primeras madereras hace unos 60 años.

Con el paso de los años, fueron llegando a la zona las madereras ilegales, dando lugar a una tala sin control ni supervisión por parte de los gobiernos de turno. Las montañas de Oxapampa, antes llenas de vida forestal, se fueron convirtiendo en extensiones con vegetación menor.

A todo ello, se sumó la creciente actividad agropecuaria, por lo que se plantaron hectáreas de frutos para el comercio, así como pastos para la alimentación del ganado. El problema que presenta esta actividad es que es migratoria, desgastando un terreno para buscar inmediatamente otro para nuevos cultivos, con la respectiva deforestación y no renovación de la tierra.

Según Ivo Bozovich, gerente general de Maderera Bozovich, una de las más antiguas que se instalaron en Oxapampa, la agricultura y la ganadería son las actividades que generan el 87% de la deforestación, “pues cortan, hacen tala rasa y queman”. Cuando esto pasa, a los tres años, esa tierra ya no sirve, agrega Bozovich.

Si bien es cierto que varias de las madereras desarrollaron sus actividades de manera sostenible, talando solo los árboles maduros y dejando intactos los jóvenes (actividad que se denomina podar), también hubo quienes explotaron las áreas indiscriminadamente, dejando vacías grandes extensiones de terreno que antes estuvieron pobladas de árboles.

Hoy, la situación está cambiando positivamente. El Perú, como miembro de la ONU y comprometido con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, ha implementado el Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático (PNCBMCC), que incluye un sistema de monitoreo satelital y normas específicas para intervenir y sancionar la tala ilegal, como parte del plan del Ministerio del Medio Ambiente.

El programa incluye una planificación estratégica que contempla 11 ejes temáticos para prevenir, controlar y sancionar la deforestación y tala ilegal.

Asimismo, hoy existe una Estrategia Nacional sobre Bosques y Cambio Climático, cuyo objetivo es “reducir la deforestación y degradación de nuestros bosques y con ello reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI)”, que involucra la participación de sectores públicos y privados.

Un ejemplo de ello es la labor de la ONG Pro Naturaleza, que trabaja con 14 comunidades en diversas zonas, incluida Oxapampa, a las que inculcan el manejo sostenible de las tierras.

Uno de los objetivos que el Gobierno ha planteado es lograr la reforestación de por lo menos dos millones de hectáreas para el año 2030, y las comunidades pueden contribuir con este objetivo por medio de pequeñas acciones.

Tal es el caso de la institución educativa Ana Mogas, del centro poblado Quillazú (Oxapampa), quienes han demostrado que el propio beneficio y un desarrollo sostenible de la zona, es posible. Hace una década sembraron 3.300 árboles de eucalipto a lo largo de tres hectáreas. Luego de ocho años lograron comercializar parte de la madera, lo que les permitió adquirir quince computadoras para el centro educativo.

La siembra de los árboles se logró gracias a donaciones y aportes de los padres de familia. Es un claro ejemplo de proyectos de reforestación y desarrollo sostenible, del cual, además, puede beneficiarse un conjunto humano que toma conciencia de las posibilidades que brinda una tala y comercio controlados.

Sin embargo, más esfuerzos por parte del gobierno son necesarios. En la misma zona, en el Parque Nacional Yanachaga Chemillén, hay al momento 20 guardabosques, por falta de presupuesto. Esta cantidad de guardabosques es una desproporción en relación a la extensión del Parque Nacional. También, en la Oficina de Administración Técnica Forestal y Fauna Silvestre de la provincia de Oxapampa trabajan dos funcionarios dedicados al trámite administrativo, no siendo posible que puedan inspeccionar el Parque.

Esto delata la gran necesidad de que el Gobierno peruano invierta un mayor presupuesto solo en esta zona, que es uno de los parques más grandes del Perú. El Parque Nacional Yanachaga Chemillén cuenta con restos arqueológicos de la cultura Inca y Yánesha. También tiene el récord mundial en flora, con 2584 especies. La fauna que habita en el Parque comprende 59 especies de mamíferos, 427 especies de aves, 16 de reptiles y 31 de peces.

Las comunidades nativas que habitan en Oxapampa desde hace cientos de años, cuentan con los medios naturales para tener una vida digna. Solo es necesario dedicar algo más de energía y recursos dándoles las herramientas y el conocimiento para que sean ellos mismos, y no únicamente las grandes empresas (y, definitivamente, no las madereras ilegales), los que se vean beneficiados con la explotación controlada de los recursos de la zona.

El Gobierno peruano ha dado importantes pasos en la dirección de desarrollar un plan a largo plazo de conservación y reforestación de la extensa selva. Sin embargo, un mayor presupuesto y atención a resolver los problemas específicos de cada zona, son necesarios. [IDN-InDepthNews – 20 Julio 2016]

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