Fuente: Crític


¿Qué consecuencias puede tener el estallido social surgido en Gracia a raíz del desalojo del Banco Expropiado? ¿A qué responde?
El antropólogo y profesor universitario Manuel Delgado (Barcelona, 1956) huye de las respuestas hegemónicas y, sobre todo, de las simples y políticamente correctas para abordar estas cuestiones. Autor de obras como ‘El espacio público como ideología’ (2011) o ‘La ciudad mentirosa. Fraude y miseria del Modelo Barcelona’ (2007) y experto en el conflicto urbano, se muestra muy crítico con la actuación de los “Mossos d’Esquadra” y alerta de la persistencia de un discurso proveniente del orden social dominante que criminaliza los movimientos sociales.

Una de tus tesis es que Barcelona es una ciudad escaparate, en la que la protesta social también tiene un espacio.

Es un escaparate en el sentido que exhibe lo que es, tanto lo que es de acuerdo con aquellos que querrían convertirla en una tienda de lujo como lo que de una forma u otra es en realidad. Cualquier cosa, involuntariamente, es un escaparate, porque se exhibe. Pero una cosa es que aparezca permanentemente repeinada y arreglada para presentarla ante las visitas y otra es que te coja de improviso tal como es en realidad.

Siempre que hay un estallido popular en Barcelona se evoca a la Rosa de Fuego anarquista. ¿Hay un poso histórico que permite ligar estas protestas?

Mira, justamente ayer (miércoles para los lectores) tuve una reunión en Òmnium Cultural con en Josep Ramoneda y en Ferran Mascarell. Nos convocaron para contribuir a hacer una definición de lo que se entiende por cultura catalana, de qué forma podemos resumir nuestra identidad como pueblo y como nación. Hubo diferentes aportes que subrayaron debidamente la civilidad y la presencia activa y creativa de una sociedad civil. Pero lo que yo dije es que quizás una de las cosas que más caracteriza el pueblo catalán y que podría ser considerado uno de los elementos más reconocibles de una cultura propia sería sencillamente un fenómeno tan interesando cómo es la persistencia de la rebeldía como forma de vida social. La tradición anarco-sindicalista en Barcelona es un hecho insólito en el mundo. Es la única ciudad del mundo donde ha triunfado una revolución anarco-sindicalista. Y este tendría que ser uno de los disparos de qué presumir de la cultura catalana. Esto es este país y esto es esta ciudad. Cuando hablamos del concepto de cultura a veces a los antropólogos nos cuesta explicar cómo lo entendemos nosotros, pero una forma de entenderla seria el conjunto de las inercias, un conjunto de disparos, de características, de maneras de hacer y de pensar, que son repetitivos. Y está clarísimo que aquello inercial de Barcelona, guste o no guste, son estas ocupaciones recurrentes del espacio urbano. Es un disparo cultural.

En una entrevista en el CRÍTIC decías que la ocupación y el desalojo del cine Princesa, el 1996, fue un punto de inflexión en la recuperación de la calle como espacio de movilización y expresión popular. Han pasado 20 años, ¿pero ves un hilo que lo una con movilizaciones como las del Banco Expropiado o Can Vías?

Se produjo un tipo de calma que se prolongó durante la década de los 80 y una parte de los 90 y que es básicamente la consecuencia del desguace de movimientos como el vecinal y en buena medida también del obrero. Lo que se entendía por la izquierda histórica, por causas como su propia incorporación a las instituciones, había provocado el descuartizamiento de las fuerzas que habían protagonizado las grandes luchas en el periodo antifranquista. Y eran movimientos que no sólo eran antifranquistas, sino que protagonizaban también una lucha rupturista con un sistema social. Los ochenta implicaron esta época de tregua, que parecía incluso de rendición o de pasarse al enemigo. El 1996 acaba esta situación y emergió un ciclo de luchas en el que los diferentes hitos son muy conocidos: la lucha contra el desfile militar del 2000, contra la cumbre del Banco Mundial de 2001, contra la cumbre de jefes de estado y de gobierno de la UE del 2002, contra la guerra de Iraq…prácticamente hasta llegar al 15-M que fue la eclosión y podemos pensar que potencialmente el fin o el inicio de la decadencia del ciclo. Lo sería porque correspondería a una dinámica similar a la de los ochenta, con la incorporación de una buena parte de personas provenientes de los movimientos sociales a lo que era el «establishment».

Buena parte del núcleo duro Barcelona en Común (BeC) proviene de los movimientos sociales. En el caso del Banco Expropiado el operativo policial es responsabilidad de la Generalitat, ¿pero como crees que afectará a BeC?

Todavía es temprano para saber cómo administrará una situación de la que sólo estamos viendo las primeras expresiones. Habrá que ver como evoluciona el tema. Una parte del gobierno municipal proviene directamente del movimiento okupa, y esto se tiene que subrayar. Gente que estaba a V de Vivienda o en Miles de Viviendas ahora está en el poder. Otra cosa es que hayan evolucionado, pero de una manera u otra se encuentran con sus antiguos compañeros de lucha. ¿Y qué harán? Es una cuestión que dependerá del grado de dependencia que tengan de partidos como ICV o el PSC, que fueron directamente responsables de la persecución de los movimientos sociales cuando estuvieron en el gobierno, tanto en el ayuntamiento como en la Generalitat. En el mismo caso del 4-F los que formaban parte son los que ahora apoyan a Ada Colau. Ada Colau tendrá que elegir quién son sus amigos y quienes los enemigos o, dicho de otro modo, a quienes le debe más lealtad, si a su propio pasado como luchadora social o a aquellos que justamente estuvieron ante la sede de las luchas sociales y ahora presuntamente le apoyan.

¿Un consistorio dirigido por personas provenientes de los movimientos sociales está más o menos preparado para afrontar estallidos sociales?

Es este tipo de estallido social, de malestar, el que los ha traído dónde están. La pregunta es con quien está en deuda Ada Colau, ¿a quien le debe de más? A aquellos sectores sociales combativos e indignados que la apoyaron y la colocaron donde está o aquellos que de una forma u otra permitieron hacer una buena campaña financiándola y cediendo espacios electorales? Estoy convencido que estos días personas como Jaume Asens, Gala Pin, Gerardo Pisarello y la misma Ada tienen el corazón dividido. De una forma u otra se ven ubicados en un lugar donde tienen el apoyo de los partidos del orden, responsables de la represión a los movimientos sociales, y por otro lado está la gente de la que vienen. La gente se está manifestando en Gràcia por buenas razones. Y estoy seguro que hace cinco o seis años esta gente (de BeC) habría estado en la movilización.

El desalojo del banco expropiado ha sido el chispazo que ha generado un estallido social, pero es obvio que hay unas causas de fondo. ¿Cuales?

Si se emperran en mostrar el movimiento okupa y en este caso el Banco Expropiado como marginal se equivocan. No te olvides de lo que significó la movilización en apoyo de Can Vías, que según los organizadores recogió 20.000 personas. Eran muchas. No son cuatro recogidos que se dedican a sembrar el caos. Esto es una imagen caricaturesca que evidentemente los actores más reaccionarios querrán promocionar. Repiten lo de siempre. Pero en la manifestación de ayer (miércoles para el lector) había mucha más gente que el martes. Muestra de que hay gente que percibe que hay motivos para que las luchas sociales continúen. Habría podido llegar a una tregua similar a la de los ochenta, y yo mismo lo preveía, pero parece que no será así. Felizmente parece que me he equivocado. La protesta de Can Vías, en la que participó la gente que ahora está en el ayuntamiento, tenía la misma base y es la misma que habrá siempre que haya motivos. Como aquella canción de Pete Seeger lo que se tiene que preguntar ahora es de qué lado estás y que cada cual que tome la decisión que crea.

¿Cómo se tendría que abordar un conflicto como el del Banco Expropiado, porque no parece que por la vía represiva se rebaje la tensión?

La cuestión aquí es quien toma las decisiones. ¿Por qué y quien decide actuar de este modo y este día? Yo no estoy a favor de teorías conspirativas pero todo ello parece que cuadra bastante. Lo que ha pasado con Jaume Asens y el encarcelamiento del mantero, el aniversario de la victoria de Ada Colau, los presupuestos (de la Generalitat),…Al final siempre te acabas preguntando quién manda sobre la policía, tanto los “Mossos” como la Guardia Urbana. Es una pregunta abierta, porque no lo sé. En nombre del sentido común esta manera de abordar el conflicto es la peor de las formas, pero según desde qué punto de vista y para según qué intereses puede ser la mejor. Justamente para que  Ada Colau se defina. Es una actuación extraña. Hay mucha mala leche y no se justifica desde un punto de vista técnico, profesional, de aquellos que teóricamente tienen que mantener el orden público.

¿Por qué estos estallidos los encontramos en Sants y en Gràcia y no en Ciutat Meridiana?

El movimiento okupa actual en Barcelona es un movimiento de jóvenes de clase mediana – baja que tienen inquietudes teóricas, intelectuales y políticas, pero no olvides que el territorio actual de actuación de la PAH es Ciutat Meridiana. ¿Por qué no hay desahucios en Gràcia? Es una cuestión de composición social y como de Sants hablamos de un barrio de clase mediana con un estilo particular de movilización. En Ciutat Meridiana se mueven muchísimo, pero abordan otro tipo de problemática que implica una técnica diferente de protesta. No responde al mismo modelo que Gràcia o Sants. Pero sí que hay movilizaciones. Son dos culturas de la protesta diferentes.

Hechos como los de estos días vuelven a poner el movimiento okupa al centro del debate.

Ahora estamos escuchando barbaridades sobre el movimiento okupa y sólo hay que leer comentarios y escuchar llamadas de oyentes para ver como ante estos elementos se despierta un tipo de inconsciente fascista que está presente en muchas personas. Y que ya se vio con la presión a la CUP durante las negociaciones para la formación del gobierno (de la Generalitat). Da miedo como se plantea este tono discriminatorio hacia la izquierda anticapitalista. Se puede decir lo que se quiera del movimiento okupa, pero lo que está pasando a nivel político en Barcelona, Cataluña y España es impensable sin entender su papel. En muchos casos, la gente que manda en Madrid y la que lo hace en Barcelona ha pasado de una manera u otra por el movimiento okupa y ha recogido gran parte de sus reivindicaciones. En los noventa, los únicos que protestaron por la situación de la vivienda y que dieron la cara y denunciaban los abusos inmobiliarios eran okupas. Muchas de las utopías que están orientando la política del Ayuntamiento de Barcelona son una herencia incomprensible sin el papel del movimiento okupa. Los Iaioflautes usan técnicas de protesta en buena medida divulgadas por el movimiento okupa. El 15-M es incomprensible sin pensar en el movimiento pionero de los okupas. ¿Quién protestó contra las Olimpiadas y el Foro de las Culturas? Los okupas.

En general, los grandes medios tienden a definir estos estallidos como actos vandálicos, ¿pero quizás se tendría que debatir sobre sí es lícito el uso de la violencia para lograr determinados objetivos?

La pregunta es ¿quien empieza? A algunos nos extraña porque a la policía se le dice fuerza de orden público. Para mí es un enigma. El Martes fui testigo que lo que había era una concentración pacífica y los Mossos d’Esquadra llegaron de una forma agresiva y cargaron contra manifestantes. En cuanto a los medios de comunicación, es lo mismo que han hecho siempre. Escuché en el programa de Julia Otero en Onda Cero (‘Julia en la Onda’) cómo podían estar profundamente de acuerdo Pilar Rahola y Juan Carlos Girauta. Es encantador ver como siempre encuentran un enemigo que compartir. Los dos representan el mismo tipo de sociedad, el mismo concepto de lo que es el orden social, de forma que pueden pensar que el principal problema de esta ciudad es que alguien haya quemado una papelera. O sea que en una ciudad que se hunde por la miseria resulta que el problema básicamente es este y la culpa la tienen los okupas. ¡Qué forma más fácil de encontrar un enemigo! En el 2010, 100 profesores universitarios firmamos un manifiesto contra la criminalización de los movimientos sociales, pero habría podido ser el 2006 o el 1999 porque siempre es el mismo discurso. Son básicamente los violentos y los violentos siempre son los otros. Utilizan siempre el mismo lenguaje: la minoría de incontrolados. Y esto ya pasaba al franquismo. Es la fiera feroz, la criminalización del otro. Le cambian de nombre, antes eran los comunistas y ahora son los okupas, pero se mantiene la idea que una minoría perversa enturbia la paz social y tiene que ser perseguida.

@Banc_Expropiat

 

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