Fotos de Alice Medina

Embanderados detrás de la consigna de “¡No van a tener golpe, van a tener lucha!” el pueblo brasilero volvió a inundar las calles de las principales ciudades del inmenso país.

Atrás quedó el terror generalizado que conmovió a los casi 54 millones de votantes de Dilma Rousseff en las últimas elecciones, cuando vieron que a Lula lo querían meter preso y una enorme marea amarilla regó las calles con un coro de odio que llamaba al juicio político contra la presidenta. No porque hubiera pruebas, sino porque no toleran más al gobierno del PT.

Además de la militancia del sindicato CUT y de los partidos PT y PSOL en la calle encontramos muchos colectivos, con una fuerte reivindicación del rol de la mujer, cantando la alegría de tener una presidenta mujer y mostrando que la plaza estaba llena de mujeres de “clítoris duro”, como las nombró Lula Da Silva cuando hace algunos días fueron las mujeres las que realizaron un abrazo en contra de su detención.

Hablando con algunos representantes del colectivo de “El Arte por la Democracia”, que portaban una de las banderas más grandes y coloridas del evento comentaban que ellas buscaban enviar un mensaje positivo para contrarrestar el espíritu golpista que no quiere más Bolsa Familia, que no quiere más democracia. Así que ellas reivindicaban que habría “más escuela pública y gratuita, más negros y negras, más mujeres, más transexuales, más de todo”. La profesora de arte Mariana Pimentel decía “podemos ser críticos del gobierno del PT, pero lo que no podemos negar es el empoderamiento que han tenido las minorías en estos 13 años”.

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Los jóvenes

Si bien no eran los más numerosos, las nuevas generaciones estaban fuertemente representadas y su tono más ruidoso se destacaba del resto. Conversamos con Luma del movimiento Levante Popular de Juventudes, que representa a los jóvenes de las periferias, el movimiento de los sin tierra y los universitarios. “Los jóvenes estamos en la calle porque creemos que el golpe es una puñalada contra los jóvenes. Son los jóvenes de las periferias las mayores víctimas de la policía, que son financiados por los grandes empresarios y que estos mismos empresarios financian los partidos políticos” describía enérgicamente la joven activista.

Si bien no reniegan de Dilma, ni de Lula, lamentan que los políticos estén financiados por las empresas y exigen “un mayor compromiso con el pueblo”. Este mensaje se repitió en varios de los oradores del acto. “Hay que cambiar de aliados” decía una de las artistas. Hay que abandonar las alianzas políticas y económicas y apoyarse en las bases, podría sintetizarse el mensaje en el centro de Río de Janeiro, en Carioca.

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Democracia

“Se trata de un golpe jurídico-mediático, muy evidente, porque no hay motivos legales para hacer el juicio político. Dilma utilizó fondos como lo han hecho todos los gobernadores del país y nadie perdió su puesto por ello. El mayor problema es que esta avanzadilla jurídica cuenta con la complicidad del grupo mediático más grande que es la Red O Globo. Por eso moviliza a tantos brasileros, pero utilizan informaciones falsas” nos decía Iván Sangahara de Teatro por la Democracia. Consultado por el apoyo a la democracia de los artistas, nos contaba “la clase artística ha sido una de las más perseguidas por la dictadura, sufrió la tortura, sufrió la censura, sufrió el exilio. Hoy la gente sabe lo que están haciendo las fuerzas armadas, no es una exageración de nuestra parte. Por suerte los artistas y los intelectuales hicieron su manifiesto y están acompañando a la gente en la calle a favor de la democracia”.

La democracia no se negocia. Estaban los ingenieros, los empleados de justicia, profesores, estudiantes, gente de la cultura, movimientos sociales, el MST y tantos otros que se encolumnaban en esta defensa de la soberanía popular. Pero el horizonte de lucha apuesta por la profundización de los cambios, por no aceptar las exigencias de los poderes establecidos.

La gente se manifestó y fue clara y concreta. Ahora es el turno del PT, de Dilma y de Lula de limpiar las manzanas podridas del interior de su gobierno y de avanzar en el empoderamiento del pueblo brasilero. Un pueblo que no se va a esconder y que está dispuesto a dar la pelea.

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