Declaración del Centro de Estudios Humanistas «Nueva Civilización» – Lima, Perú

La bomba estalló en la casa del vecino y nos llegaron las esquirlas. Por primera a vez volteamos la cara y encontramos muertos y heridos. Vimos la muerte muy de cerca y hoy el mundo se sumerge en un caos de violencia criminal regido por el demencial «ojo por ojo, diente por diente».

Y, sin embargo, hay que ver la luz. Y hay que entender que el acto de terror que enluta a Francia y al mundo entero se pudo evitar. Más aun, se pueden evitar las nuevas réplicas.

Hagamos que la triste muerte de más de 120 hombres y mujeres de a pie, y de todos los que murieron por causa del terror, venga de donde venga, caiga donde caiga; sirva para cambiar en forma definitiva el rumbo violento por el que navega la humanidad.

Nosotros tenemos el poder de transformar la violencia milenaria y el tiempo oscuro. ¿Acaso no queremos?

¿Acaso no queremos un mundo más equitativo y sin diferencias abismales?

¿Acaso no queremos el cese del fuego en todos los países que hoy ven resplandecer sus cielos, para luego escuchar estruendos y llanto inacabado, muertes sin fin, so pretextos absurdos?

¿Acaso no queremos hace años que los países-potencia (léase G8, G20, etc.) firmen tratados antinucleares, y acuerden el desarme mundial?

¿Acaso no queremos autonomía plena para resolver nuestros problemas como países independientes, sin injerencias foráneas?

¿Acaso no queremos un cambio de rumbo en este mundo que con avidez devora sus recursos sin pensar en las próximas generaciones?

¡Claro que queremos!

¡Que el nefasto viernes 13 de París sea el inicio de nuestro cambio de rumbo!

Y con ello nos negamos a seguir impávidos, inertes, inactivos, frente a la creciente violencia en todas sus expresiones (social, económica, cultural, religiosa, política, racial, de género, etc.)

Si la violencia se aprende, ¡pues la No Violencia también!

En estos momentos de dolor y de peligro para nuestra supervivencia nos unimos a las voces que se elevan desde todos los rincones de la Tierra y al clamor de la mayor parte de la humanidad que ¡pide y declara la Paz, y rechaza la guerra, de cualquier bando, y la violencia de cualquier tipo!

Como la mayoría de la humanidad, declaramos que no somos enemigos de ningún pueblo ni de ninguna cultura.

Manifestamos que los seres humanos estamos por encima de las creencias, del dinero o de cualquier otro poder. Afirmamos el derecho a una vida digna y a la libertad de cualquier ser humano.

¡Nada por encima del ser humano! ¡Ningún ser humano por encima de otro!

¿Qué dioses son esos que separan a unos seres humanos de otros? ¿Cómo convierten en criminales a sus líderes y seguidores?

No creemos en las potencias que se declaran «defensoras del bien», pero se dedican a vender armas, a ocupar territorios, a generar guerras y a bombardear poblaciones enteras indefensas, obedeciendo a sus intereses.

¡Los violentos de cualquier bando no nos representan! ¡No colaboremos con ellos!

No creemos en los que aprovechan el dolor para fortalecer la revancha y la venganza. ¡Sí a la reconciliación! ¡La no-violencia activa es posible!

Apoyamos la comprensión y la hermandad entre los pueblos.

¡Marchemos de una vez por todas hacia la Nación Humana Universal!

Todos tenemos una misión mayor por la Vida.

Lima, 28 de noviembre de 2015