La Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Colombia es sede del Seminario “Democracias en Disputa”, convocado por la Oficina Andina de la Fundación Rosa Luxemburg. El evento inició el 2 de septiembre y se prolongará todo el día 3.

En la primera sesión, Miriam Lang, directora de la oficina andina, planteó la importancia del debate sobre la democracia en este momento. Desde su perspectiva, estamos asistiendo a una resignificación constante de la democracia en diferentes contextos y niveles. En Europa ya se habla de postdemocracias porque las instituciones financieras y las agencias de rating deciden el rumbo de la política y grupos de facto como el Eurogrupo toman decisiones sobre el destino de pueblos enteros, incluso contra la voluntad popular, como lo hemos visto en Grecia.

En América Latina hay un vaciamiento creciente de lo que se entiende por democrático. En países como México se hacen elecciones mientras que la práctica de compras de voto y el fraude son evidentes y las redes del terror se imponen en territorios enteros. También en América del Sur, incluso entre los llamados gobiernos progresistas escuchamos discursos que reducen la democracia al voto y las mayorías, a la esfera partidista electoral , exhortando a todas las fuerzas a participar en elecciones como si resultar electo fuera la única alternativa para legitimar la opinión.

Los criterios económicos sobredeterminan a los procesos deliberativos de las sociedades y condicionan la posibilidad de construir procesos democráticos. Nosotros pensamos que la democracia es una condición imprescindible para construir alternativas y disputar formas de democracia múltiples, es esencial, afirmó Lang.

Por su parte David Torres, vocero de Marcha Patriótica, Colombia se refirió al proceso colombiano afirmando que, si bien hay una relación innegable entre las dos mesas de diálogo en curso , el proceso de paz y la asamblea nacional constituyente, esta última no está ligada solamente al proceso de paz. En este momento estamos asistiendo a la gestión y desarrollo de un proceso constituyente, dijo Torres, entendiéndolo no necesariamente como una institución legal sino como un proceso de ejercicio real de poder en el que buena parte de las comunidad han decidido desconocer en gran parte la institucionalidad vigente y construir marcos de referencia y decisiones de poder, de la mano con un desarrollo creciente del movimiento social colombiano, desarrollo en el que los referentes organizativos de movimientos indígenas, negros, campesinos, se han reconstruido además, con propuesta de país y no sectoriales exclusivamente.

Finalmente, Luis Tapia, boliviano, planteó que radicalizar la democracia consistiría en reformas que se dan a nivel del Estado, producto del desarrollo de una complejidad de la sociedad civil y territorios comunitarios que han activado espacios políticos para ampliar la participación política de la gente en procesos de toma de decisiones y discusión del destino de un país.

En ese sentido casi todo proceso de reforma estatal ha estado precedido de un proceso de cambio en la composición política de la sociedad civil y la activación de nuevas capacidades de las organizaciones y apertura de espacios públicos que permiten discutir el destino colectivo y la gestión de los bienes comunes.

Un rasgo definitorio de la democracia es la pluralidad y, sin duda, hay diversas formas de concebir la democracia. Desde la perspectiva de Tapia, la democracia se articula en torno a tres niveles de la igualdad: como finalidad y forma de hacer política, como principio organizativo y como finalidad.

Para Tapia, radicalizar la democracia exige la multiplicación de espacios de democracia directa, la rotación en los cargos de autoridad y, necesariamente, un proceso de ampliación de la idea y el sentimiento de igualdad.

“El neoconservadurismo ha tenido éxito es desmontar la idea de igualdad y de introducir en ámbitos urbanos, campesino y muchos sectores populares la idea de la naturalidad de la estratificación y la desigualdad”, afirmó Tapia.