Exasperados por años de espera, amenazas y violencia, las comunidades guaraní y kaiowá del «tekoha» (territorio tradicional) de Ñanderú Marangatu (estado de Mato Grosso do Sul) la semana pasada volvieron a ocupar casi la totalidad de sus tierras ancestrales. Son terrenos que fueron invadidos en forma ilegal dentro de los límites de las tierras indígenas que ya han sido reconocidas por la Presidencia de la República, pero su asignación final a los dos pueblos nativos permanece bloqueada por la justicia desde septiembre de 2005.

Según los testimonios reunidos por la Fundación Nacional del Indio (FUNAI, del gobierno), mientras los hombres ocupaban la Fazenda Primavera, las mujeres y los niños que se quedaron en Ñanderú Marangatu fueron atacados a balazos, sin que se registraran víctimas. El ataque fue atribuido al Departamento de Operaciones Fronterizas (DOF). En respuesta, la principal organización política indígena del área, Aty Guasu, solicitó la presencia de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara, de la Fiscalía y de Amnistía Internacional en Ñanderú Marangatu. «La tierra es nuestra y está homologada, pero el gobierno federal no indemnizó a los ocupantes no indígenas, que siguen amenazándonos», denunciaron los indígenas.

El decreto de homologación del territorio de Ñanderú Marangatu (el penúltimo paso del largo proceso de reconocimiento de la posesión y el usufructo exclusivo de las tierras ancestrales) está bloqueado desde hace diez años por el Supremo Tribunal Federal (STF), por pedido de loas «fazendeiros» (terratenientes) de la región. Meses después de la suspensión del decreto (cuyos efectos permanecen «congelados» por cuestiones burocráticas y por falta de voluntad política), las comunidades indígenas fueron expulsadas por la fuerza de Ñanderú Marangatu. La agresión de la policía estatal fue filmada y las imágenes fueron transmitidas incluso fuera de las fronteras nacionales, lo que hizo estallar la indignación.

Egon Heck, misionero del Consejo Indio Misionero Genista (CIMI), quien vivió diez años en Mato Grosso do Sul, recordó que Ñanderú Marangatu fue escenario de numerosos asesinatos de líderes guaraníes y kaiowás. La última movilización para recuperar las tierras ocupadas «es llevada a cabo en nombre de Hamilton Lopes, asesinado en 2012, Marçal de Souza Tupa’i, asesinado en 1983, Dorvalino, asesinado en 2005, Dom Quitito, asesinado en 2000, y de todas las criaturas inocentes asesinadas» dijo el sacerdote.

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