Publicamos hoy el texto de la entrevista a Ignacio Ramonet, realizada en Quito-Ecuador, pocos días atrás, en el marco del Foro de Comunicación para la Integración de NuestrAmérica.

La disputa en torno a Internet

Es una problemática nueva, por el hecho de que la supremacía de los medios es algo que empezamos a conocer. Ya estamos estudiándolo hace relativamente bastante tiempo. Lo que surge ahora es la relación con las redes sociales. Con, digamos, estas redes sociales de tipo Twitter, Facebook, etc., que por una parte nos han dado un margen de libertad importante, nos han permitido también independizarnos, emanciparnos de la relación con los grandes medios de comunicación. Por lo menos nos han dado esa ilusión. Además, han permitido la realidad de una cierta democratización mediática, en la medida en que ahora cada ciudadano, cada ciudadana, tiene la posibilidad de comunicar, y no solo de ser pasivo frente a los grandes medios dominantes.

Pero, surge ahora una nueva problemática en la medida en que, si uso las redes sociales, por una parte estoy contribuyendo a la consolidación, a la fortificación, al enriquecimiento de una empresa que es hoy día lo que eran los grandes grupos mediáticos en los años 80, 90 ó los años 2000. Por ejemplo, cuanto más uso Facebook, y cuanto más numerosos somos quienes utilizamos Facebook, esta empresa se cotiza mejor en la Bolsa de Nueva York. Por otra parte, todas las grandes empresas de Internet son empresas estadounidenses. Entonces, mi relación, digamos, con una empresa del centro, sigue siendo una relación de dependencia absoluta, mayor aún que la que podía tener con respecto a un medio dominante, no sé, ecuatoriano, si soy ecuatoriano, o brasileño, si soy brasileño… Un brasileño tiene una relación de dependencia con respecto a la Red Globo… Bueno, ha podido liberarse de esa dependencia gracias al uso ahora de Twitter, por ejemplo, pero ahora depende de Twitter, y Twitter es americano, ni siquiera es brasileño.

Sabemos además que (por las revelaciones que han hecho lanzadores de alerta tan importantes como Julian Assange o Edward Snowden) cuanto más utilizamos estas empresas, cuanto más recurrimos, por ejemplo, a Facebook, más estamos dándole informaciones sobre nosotros mismos. ¿Y qué hacen estas empresas con estas informaciones que les damos sobre nosotros mismos? Las venden. Las venden a empresas comerciales que nos van a proponer que compremos su ropa, que compremos sus zapatos, que compremos sus coches, que compremos sus libros, que compremos las vacaciones que nos proponen, etc. O bien, las están vendiendo, sencillamente, al Departamento de Estado, para que el Departamento de Estado sepa qué pensamos, qué leemos, cómo reaccionamos frente a ciertas ideas políticas, ciertas tendencias ideológicas, ciertas religiones, etc. O bien, están dándole información, peor aún, a la Agencia de Espionaje, por decir, americana, que es la Agencia Nacional de Seguridad, la NSA, como lo demostró Snowden cuando dijo que el sistema PRISM es un sistema que estaba captando toda clase de informaciones… Cuando hablamos por teléfono, cuando escribimos mensajería en nuestra computadora, cuando intercambiamos mensajes de texto por WhatsApp, cuando intercambiamos fotografías por Instagram, etc.

Entonces, la dependencia contra la cual ya luchábamos antes con respecto a los grandes grupos, con respecto a las industrias culturales en los años 70, contra los grandes grupos mediáticos en los años 90, ahora, por una parte hemos ganado libertad, porque ahora somos nosotros mismos productores, y antes solo éramos consumidores, pero a la vez, en la medida en que producimos, nos estamos nosotros mismos vendiendo a aquellos que ahora nos van a controlar mucho mejor en la medida en que nos espían y nos controlan. Entonces, la necesidad de una reflexión, por lo menos sobre esta problemática, es necesaria.

Sobre grupos mediáticos tradicionales y el Internet como “comunicación de masas”

Las masas están desapareciendo. Nosotros trabajamos con un concepto que es el concepto de medios de masa, medios masivos de comunicación. Bien, pues, en realidad, en la práctica cada vez esa expresión va a corresponder a algo que ya no existe. No hay ya medios verdaderamente masivos de comunicación. Ya no los hay. Sencillamente, ya no hay en Estados Unidos un canal de televisión que convoque en cualquier momento a, digamos, treinta millones de personas, en un país de 250 millones de personas. Hablo de un solo canal. Claro, un grupo de canales, puede, pero un solo canal ya no lo puede. O sea, ya no estamos reflexionando en torno a esta masividad; esta masividad está desapareciendo, se está haciendo cada vez más impalpable, se está desvaneciendo la masividad, las masas desaparecen de los medios, porque los medios son cada vez más individuales, y el consumo de los medios es cada vez más individual, y la producción de información es cada vez más individual. De ahí, que, voy a dar un ejemplo: el presidente Obama, en su campaña para su segunda elección, no dio ninguna entrevista a ningún canal de televisión. Dio entrevistas a algunos periódicos, pero sabemos que los periódicos ya no son periódicos de masas. El Washington Post o el New York Times tienen ahora unos cientos de miles de lectores. El Washington Post ha sido comprado por Jeff Bezos, de Amazon, por una cifra simbólica, muy poco dinero. Los periódicos están perdiendo masivamente su audiencia. Y, ¿qué hizo Obama? Lo que hizo fue comunicar por Twitter, porque tiene 47 millones de seguidores en Twitter, y no existe ningún canal de televisión hoy día en Estados Unidos que reúna a 47 millones de personas en un momento dado.

Entonces, esto, claro está, nos obliga a repensar la relación con las masas, ¿verdad? Y esta desaparición de las masas hace que, cuando hablamos de redes sociales, por ejemplo, tenemos que admitir que las masas desaparecen porque la red social se dirige únicamente a mis amigos, unos cuantos miles. Pero claro, eso no impide que cada uno de esos amigos o cada una de esas amigas repercutan la información, y casi alcancemos, al final de cuentas, masa.

Las redes sociales, efectivamente, son mucho más persona a persona, y no de punto a masa. En realidad lo que ocurre es que, en algún momento, esas personas que están aisladas, se reúnen. Es lo que yo llamo “la lógica del enjambre”; es decir, la masa aparece de vez en cuando. Igual que, normalmente en el campo uno observa las abejas que van solitarias de flor en flor, pero de vez en cuando esas abejas se reúnen y forman un enjambre; y si son avispas, las avispas forman un enjambre, y el enjambre se transforma en un animal salvaje peligroso que te puede matar. En cambio una avispa sola no te puede matar. Es ese fenómeno, “la lógica del enjambre”, la que hoy permite que mediante las redes sociales, de repente, tú puedas reunir a centenares de miles de personas y las convoques para algo preciso, aunque ellas no se conozcan entre sí, aunque no tengan líder, que no tengan programa, pero sí van a salir a la misma plaza a protestar contra, pongamos, una dictadura, por ejemplo. Son los mecanismos de lo que se ha llamado, por ejemplo, la Primavera Árabe, o las protestas de tipo Indignados, Occupy Wall Street, o las “revoluciones de colores”, todo esto.

Sobre la posibilidad de una desconcentración

Bueno, ¿qué es lo que vemos? Vemos que los grandes grupos mediáticos en los países desarrollados cada vez tienen más dificultad en presentar un balance equilibrado. Por ejemplo, la prensa escrita: hoy día no hay un periódico de prensa escrita en la gran prensa escrita mundial que gane dinero. La norma es perder dinero; la norma es despedir a trabajadores (entre ellos a los periodistas); la norma es reducir paginación (hay cada vez menos páginas); y ese tobogán conduce al cierre de periódicos. Hay en este momento centenares (sino miles de periódicos) que ya han cerrado, o que solo existen en internet (on-line), pero ya han desaparecido de su versión material. Esta es la lógica. Ahora, esa misma lógica está llegando a la televisión. La televisión pierde su audiencia de masas. Al perder su audiencia de masas, baja la publicidad. Al bajar la publicidad, hay menos recursos; y al haber menos recursos, evidentemente las emisiones son de menos buena calidad. Y estamos viendo surgir actores diferentes, actores nuevos. Por ejemplo, vemos ahora surgir como productor de televisión o productor de cine, como productor de programas, a entidades que hasta ahora solo eran, por ejemplo, alquiladores de videos, como el caso de Netflix. Bueno, ahora los ha desmaterializado. Uno lo puede alquilar mediante su ordenador o mediante su propio televisor, y Netflix se ha vuelto un productor tan importante que ahora produce series de televisión (todo el mundo conoce House of Cards, por ejemplo).

Entonces, a partir de ahí vemos que hay nuevos actores que llegan a la televisión y vemos cómo los grandes grupos se están desmontando. ¿Qué es lo que pasa? Estos grupos no desaparecen. Los compran ahora, evidentemente, personas, que no los compran para ganar dinero, que era la lógica que dominaba estos grupos, la lógica más importante; podía haber otra, pero la más importante era la lógica de ganar dinero, que es la lógica, por ejemplo, de Rupert Murdock, el dueño del grupo más importante mediático del mundo, el dueño del canal Fox en Estados Unidos, por ejemplo, el dueño del Wall Street Journal, etc. Entonces, esa lógica que era, “cuanto más periódicos tengo, cuanto más radios tengo, cuanto más televisiones tengo, cuanto más editoriales tengo, cuanto más equipos de fútbol o de beisbol tengo, cuantas más ciudades del ocio tengo, etc., más dinero voy a ganar”, esa lógica está desapareciendo porque ya no se gana dinero con los medios. Con algunos se sigue ganando, con otros no se gana. Y con los libros tampoco, cada vez menos.

Entonces, ¿quién los compra? Pues, curiosamente, están comprando estos títulos los magnates del Internet, los que están ganando dinero con Facebook, con WhatsApp, con Amazon, con Apple; están comprando los medios tradicionales, ¿para ganar dinero? No. Porque ganan dinero con estas empresas de Internet. Únicamente para tener influencia. Porque tener influencia es un lujo más que quiere tener hoy un oligarca. Un oligarca quiere tener mucho dinero, pero además quiere tener influencia para negociar con los dirigentes políticos, para negociar con sus socios económicos, con otras empresas, etc., y por el momento poseer un medio de comunicación es algo como, digamos, algo que aún se aprecia, es como un título universitario. En realidad, todo el mundo sabe que los profesores de universidad ganamos muy poco dinero, tenemos unos sueldos muy reducidos. Y no hablemos de las jubilaciones (soy un jubilado de la enseñanza superior). Entonces, ganamos muy poco dinero. Pero, decir “soy doctor”, aún impresiona a algunas personas.

No es un lujo menor, pero en la realidad un periódico que prácticamente no se vende, que cada día se está vendiendo menos, que no puede pagar a buenos periodistas porque no tiene recursos, que vive sobre su pasado, sobre la leyenda pasada, “soy el dueño de Washington Post”, bueno, pues eso impresiona. Pero claro, porque uno se imagina el Washington Post que tumbó a Nixon, ¿verdad? El Washington Post del Watergate. Pero hoy el Washington Post es un periódico casi local, tiene muy poca influencia internacional. En eso estamos. Con respecto a la pregunta: Sí, los grupos se están desmantelando, y desgraciadamente están cayendo en manos de oligarcas. Todos los grandes títulos de la prensa francesa (yo vivo en París, en Francia), de la prensa parisina en particular, pertenecen a oligarcas. Pueden estar bien intencionados, no todos los oligarcas son por definición mal intencionados, pueden querer hacer una buena información. Algunos pueden hasta creer algo en lo que creemos nosotros: que no puede haber buena democracia si no hay buena prensa, si no hay una buena información, y que una buena información es una dimensión fundamental de una democracia, porque es lo que permite que los ciudadanos tengan elementos para poder discutir, y no solo sentimientos o emociones para discutir, para discutir en base de hechos. ¿De dónde le vienen a los ciudadanos los hechos? Esencialmente, de los medios. Los medios son los que producen los hechos. Si los hechos son falsos, falseados, ocultados, se falsea el debate. Entonces, todos necesitamos unos medios en democracia, unos medios que sean fiables, confiables, que nos procuren unos hechos, y no tanto opiniones (que como se sabe, es muy fácil hacer opinión), que nos procuren hechos sobre los cuales, vamos a poder determinarnos en función de lo que cada uno siente, cree, piensa, etc.

Sobre la guerra mediática contra el progresismo en América Latina

La guerra mediática es relativamente antigua pero se ha exacerbado en estos últimos quince años contra los gobiernos progresistas. Por ejemplo, Cuba padece una guerra mediática desde hace más de 50 años. Y las autoridades cubanas han tenido que saber contestar y han aprendido a desarrollar una contraofensiva para imponer la verdad frente a manipulaciones que se han hecho y son incontables, en particular contra las políticas conducidas por los diferentes o sucesivos gobiernos cubanos revolucionarios. Y entre ellas ha habido la creación de Prensa Latina. De la misma manera, en estos últimos quince años, ¿qué ha ocurrido en América Latina en términos de contraofensiva contra esta guerra mediática? Bueno, pues ha habido, por ejemplo, la creación de TeleSUR, que es muy importante. No había un canal de información y un canal de difusión de cultura latinoamericana que les diese a los americanos una visión latinoamericana hecha por latinoamericanos. Esencialmente, el discurso latinoamericano. En América Latina eran canales estadounidenses, entre otros, la CNN quien tenía ese monopolio. Pues ha sido un avance fundamental de un grupo de países progresistas latinoamericanos.

También los países progresistas latinoamericanos han desarrollado lo que podríamos llamar los medios públicos. Es decir, se ha desarrollado televisiones públicas. Cuando no existían, se han creado; cuando existían, se les han dado mucho más recursos para intensificarlos. También se han desarrollado las radios comunitarias, ha habido recursos para las radios comunitarias. Es decir, los gobiernos progresistas han partido del principio que, en realidad, había que añadir democracia mediática donde había un monopolio mediático de los medios privados, y que además ideológicamente esos medios privados se habían enrolado en una especie de cruzada conservadora contra los gobiernos progresistas. Hoy, como tratamos aquí de reflexionar, las redes sociales juegan un rol fundamental, son capaces de movilizar sociedades y además lo hacen a veces de manera que parece que es, digamos, una diversión entre amigos, “vamos a ir a la plaza a protestar”, etc. Tiene algo de jubiloso, tiene algo de festivo, y tiene algo así como de inocente, que es el objetivo de esta manipulación. Todo esto está muy pensado, muy reflexionado.

Yo le digo a nuestros amigos, a nuestras amigas que nos están escuchando que hay que conocer esta estrategia, porque está perfectamente definida con este objetivo de hostigar a los gobiernos progresistas latinoamericanos en un libro que es de un pensador americano que se llama Gene Sharp, y él ha escrito un libro que se llama “De la dictadura a la democracia”, en el que precisamente ha desarrollado estas técnicas como técnicas de desobediencia, técnicas de manifestación callejera, pretendidamente pacífica, que es lo que se ha utilizado últimamente, en particular, contra el gobierno del presidente Maduro (inmediatamente después de su elección), es lo que se está haciendo ahora en Brasil contra la presidenta Dilma Rousseff (inmediatamente después de su elección), es lo que se ha hecho también en Argentina y lo que se ha hecho en varios países. Entonces, hoy, igual que los gobiernos reaccionaron creando canales de televisión translatinoamericanos como TeleSUR, incentivaron los medios públicos, radio, televisión en algunos lugares como en Ecuador, hasta prensa escrita.

Hoy, hay que desarrollar las redes sociales. Las redes son populares, y el pueblo sociológicamente está del lado de los gobiernos progresistas, porque si no, no ganarían las elecciones, y los gobiernos progresistas ganan todas las elecciones en los últimos 16 años. Por consiguiente, no hay razón, porque ¿cuál es el objetivo? El objetivo de las fuerzas conservadoras latinoamericanas o internacionales, es que, como no pueden ganar las elecciones, ellos que se pretenden demócratas (pero no pueden ganar las elecciones democráticas), tratan de encontrar medios, sistemas, formas de debilitar o de derrotar a estos gobiernos, y una de ellas hoy es esta especie de ataque en forma de enjambre venenoso, enjambre peligroso contra estos gobiernos. Hay que, sencillamente, armar el pueblo de las redes sociales, de los argumentos de las redes sociales, y desencadenar una contraofensiva en las redes sociales, porque, en realidad, estos gobiernos están llevando a cabo políticas muy generosas, políticas de paz, políticas de democracia, políticas de justicia social, o sea, están defendiendo unos valores que podríamos denominar gandhianos; que son valores que hoy defiende el Papa, la Iglesia Católica, el Papa Francisco; es decir, son valores muy positivos, muy constructivos, muy humanistas. Y estos valores, vale la pena defenderlos, evidentemente.

Sobre la sostenibilidad de los nuevos paradigmas en la región y qué hacer para que el consumismo no seduzca a la población
Hay que tener en cuenta de que aquí juega también la creatividad, la capacidad de elaborar discursos que seduzcan. Si la oposición produce un discurso que seduce más que el del gobierno, pues, qué vamos a hacer… hemos perdido. Hay que ser mejores, sencillamente hay que ser más creadores, hay que ser más creativos, hay que tener mayor imaginación, etc. Bien, esto por una parte. Es el libre juego del debate democrático. Por otra parte también hay que partir del principio de que un gran cambio sociológico se está produciendo en América Latina. Un gran cambio sociológico, ¿en qué sentido? Bueno, quince años de gobiernos progresistas, quince años de gobiernos de inclusión social, quince años de más empleo, más salud, más educación, más oportunidades, más libertad y más democracia, pues modifican los parámetros sociológicos de la sociedad. Se calcula que en América Latina, en estos países progresistas de los que hablamos, Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina, cincuenta millones de latinoamericanos han salido de la pobreza, ¡cincuenta millones! Es decir, cincuenta millones es más que toda la población de Venezuela, más que toda la población de Ecuador, más que toda la población de Bolivia, más que toda la población de Uruguay, más que toda la población de Argentina… ¡Cincuenta millones es un gran país de América Latina! Entonces, cincuenta millones de personas han salido de la pobreza. Es obvio que esas personas tienen otras aspiraciones, sencillamente. Están muy agradecidas a los gobiernos progresistas por haberlas sacado de la pobreza. Pero ahora tienen otras aspiraciones, para ellos y para sus hijos. Tienen otras aspiraciones: universidad, alojamiento, ocio, comodidad, calidad de vida (no solo cantidad sino calidad), etc.

Entonces, si los gobiernos siguen dirigiéndose al mismo país de hace quince años, es obvio que se equivocan. Este es el problema. Entonces, a la vez hay que avanzar con dos piernas. Una pierna que, evidentemente, debe seguir insistiendo en sacar a todas las personas que se encuentran en la gran pobreza de esa situación, que es una situación inhumana y estos gobiernos están esencialmente habitados por un gran humanismo; y la segunda pierna es para ayudar a las clases medias, a las clases medias bajas, que no hay ninguna razón que escuchen los cantos de sirena de la derecha, que evidentemente no les aporta ningún tipo de solución (las va a utilizar como carne de cañón para ganar las elecciones, pero para traicionarlas inmediatamente después). Y esto es lo que hay que tratar de hacer, por una parte, los gobiernos deben tener en cuenta a estas nuevas clases sociales que ellos mismos han creado; y por otra parte, evidentemente, desde el punto de vista de la comunicación, hay que encontrar comunicación para integrar a estas personas. La inclusión supone también la inclusión de las clases medias.

Sobre la SIP-Sociedad Interamericana de Prensa

Claro, es una actitud clásica de la SIP. La SIP, todo el mundo debe saber que esta Sociedad Interamericana de Prensa en realidad es un simple gremio de propietarios, son los propietarios de los medios de comunicación. Ellos mismos son un oligopolio y están a la cabeza de oligopolios. Puede haber excepciones, pero en su gran mayoría son los dueños de los grandes grupos de comunicación de América Latina que, históricamente, han estado ligados a las oligarquías latinoamericanas, a los poderes económicos latinoamericanos y a los poderes, en algunos casos, dictatoriales, según los periodos en América Latina. Estos dueños han sido cómplices, en muchos casos, de las peores dictaduras de América Latina. Estos dueños de medios han sido cómplices de la persecución, en la medida que algunos periódicos de estos propietarios publicaron las fotografías de militantes, jóvenes, etc., de partidos democráticos que luchaban por la democracia y que eran perseguidos calificados de terroristas por los regímenes autoritarios, en particular en el marco de la espantosa y terrible Operación Cóndor.

Entonces, estos dueños que siguen ahí organizados y que aún no han sido juzgados, como deberían haber sido por complicidad de genocidio en algunos casos, con complicidad de crímenes contra la humanidad, las desapariciones masivas en Argentina, las represiones que ha podido haber en Guatemala, en El Salvador, en Colombia, etc., todos estos dueños, hoy día que ven su espacio reducido en la medida en que han surgido lo que llamamos medios públicos, que existen en todos los países del mundo de esa manera. El primer oligopolio entonces habría que reprochárselo al Reino Unido, el oligopolio de la BBC, por ejemplo, en el Reino Unido, o el oligopolio en Francia de lo que constituyen los medios del estado, que son una cantidad (el estado francés tiene por lo menos cinco canales de televisión, si no seis canales de televisión). Constituye un oligopolio, tiene radios, tiene cantidad de radios, decenas de radios que pertenecen al estado francés y es una gran democracia.

Entonces, los dueños de los SIP, no solo parte de ellos son (digo bien parte, hay algunos que probablemente no lo son), pero parte de ellos han sido cómplices de una de las peores dictaduras que ha habido en América Latina, sino que hoy además tienen la desfachatez de lanzar acusaciones que son perfectamente ridículas y con las cuales no van a poder disimular su responsabilidad, y yo pienso que algún día tendrán que rendir cuentas ante la justicia. No se trata ni de venganzas ni de odios, se trata exclusivamente de justicia, cuando hay evidentemente tantas familias que siguen lamentando la pérdida de algunos familiares que fueron denunciados por los periódicos de estos propietarios reagrupados en la SIP.

Existe o no una revolución mediática y simbólica en los países con gobiernos progresistas

Este es un tema muy original y una pregunta muy pertinente, porque si bien no cabe duda que ha habido un progreso enorme, como lo he subrayado ya en materia de desarrollo de medios públicos y medios comunitarios, seguramente la cuestión de la narrativa, la cuestión de la estética, la cuestión de qué tipo de otra información podemos hacer, es algo mucho más difícil de imaginar. Yo creo que lo más inventivo en la materia se ha hecho del lado de la comunicación comunitaria. Porque las televisiones comunitarias, las radios comunitarias, tienen mayor proximidad, primero, y tienen mayor capacidad a mover lo que podríamos llamar la parrilla tradicional de la televisión o de los medios de comunicación, en general. Seguramente, no se ha producido esa revolución estética, pero no cabe duda que se ha avanzado en todos los terrenos. Por ejemplo, en cine es interesante observar que este año, entre los finalistas al Oscar de la mejor película o los semifinalistas al Oscar de la mejor película extranjera, figuraba una película venezolana, precisamente, “Bolívar”, y también una película argentina (que se ha avanzado bastante en las películas argentinas), y se llama “Relatos Salvajes”, lo cual es bastante excepcional. Así que América Latina está produciendo unos valores y en particular en los países progresistas, tanto en Argentina como en Venezuela (sin olvidarnos que, aunque la película que ganó el Oscar, “Birdman”, es una película americana, el realizador es mexicano, González Iñárritu). Entonces, por consiguiente, sí hay avances.

Yo diría, en cambio, que lo que sí notamos como ausencia, si consideramos que ya hace quince años que estas revoluciones están en marcha en América Latina, no hay una narrativa que esté a la altura (en mi opinión, y que evidentemente no conozco todo), digamos, no hay una novela que sea “la novela” de la revolución venezolana o “la novela” de la revolución ecuatoriana o “la novela” de la revolución boliviana. No se ha visto. Y tampoco se ha visto un movimiento pictural, en materia de pintura, de artes plásticas, o de arquitectura, etc. Aunque dentro, por ejemplo, de arquitectura, el Plan Vivienda, o una visión como “Barrio Nuevo, Barrio Tricolor”, por ejemplo, espectacular, tan excepcional, sí que aportan ideas renovadoras. Pero, en fin, en todo caso, la cuestión planteada, repito, es una cuestión pertinente que merece reflexión.

Siriza y Podemos… más allá de la coyuntura

Bueno, en realidad, son fuerzas que surgen de la crisis económica que se está viviendo en Europa. No creo que hubiesen surgido si no hubiese habido la crisis y si no hubiese habido la solución que los gobiernos han propuesto para resolver esa crisis, que son políticas de terapia de choque, como las que se aplicaron en América Latina en los años 80 y 90, que son políticas de castigo social, yo las llamo políticas de sadismo económico, que crea un enorme sufrimiento social con un castigo, porque los salarios bajan, porque las pensiones bajan, porque los servicios públicos se privatizan, porque se despoja a todas unas categorías sociales de las ventajas que se habían adquirido a lo largo de decenios de luchas, porque sencillamente millones de personas están cayendo en la pobreza. Está ocurriendo en Europa lo contrario de América Latina, porque de hecho, ante 50 millones que han salido de la pobreza, en Europa se estima que en este momento habrá unos 10, 12 millones de personas que han caído en la pobreza. Cuando ya se pensaba, sobre todo en Europa, desde el punto de vista del imaginario colectivo, que nunca más se caería en la pobreza, que por definición la historia era una curva ascendente, ¿verdad? Y que evidentemente nuestros hijos vivirían mejor que nosotros, igual que nosotros hemos vivido mejor que nuestros padres, y que nuestros padres vivieron un poco mejor que sus padres. En cambio, ahora por primera vez, una generación ve que sus hijos viven peor que ellos, cosa que parecía impensable, parecía impensable después de la Segunda Guerra Mundial, después de todas las promesas que se hicieron, los programas que se hicieron, las constituciones que se hicieron, etc. Y más aún, diría, más dentro del marco de una Unión Europea que se construyó en nombre de una felicidad que la Unión Europea iba a aportar de manera definitiva. Era la garantía absoluta de que Europa solo podría crecer y la felicidad solo podría aumentar.

Este choque de la crisis y este choque del castigo social impuesto a toda una parte de la sociedad, es lo que provoca que surjan fuerzas nuevas. Igual que en América Latina, después de las dictaduras y después de los periodos neoliberales, surgió una serie de partidos, organizaciones políticas nuevas que traducían el sentimiento de las poblaciones de decepción con respecto a los partidos tradicionales que habían sido cómplices de esas políticas en la medida que las habían aplicado y también en la medida que las nuevas fuerzas políticas surgidas en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador, etc. también prometían salir de esas terapias de choque. SYRIZA es eso y Podemos es eso, evidentemente con singularidades. También, además, son organizaciones políticas que han observado lo que se ha hecho en América Latina y, sin imitar como un espejo y sin querer reproducir de manera idéntica, pero sí lo que ha ocurrido en América Latina les ha enseñado muchísimo. Muchos de los jóvenes dirigentes de estas formaciones sencillamente han venido a América Latina a estudiar, y han estudiado aquí y han trabajado aquí, concretamente en Ecuador, concretamente en Venezuela, concretamente en Bolivia, y por consiguiente, han visto cómo se puede hoy día elaborar una política de inclusión social contra el Fondo Monetario, contra los grandes poderes financieros, contra las presiones internacionales, etc. Eso está ocurriendo en Europa.

Pero a la vez que ocurre eso, hay que tener en cuenta que ese no es el movimiento dominante en Europa. Ese no es el movimiento dominante, esas son las excepciones. SYRIZA es una excepción, y Podemos es una excepción en el marco europeo. En el marco europeo, lo que está subiendo de manera brutal es la extrema derecha que hace el mismo razonamiento que acabo de hacer, es decir, los partidos son tradicionales, son cómplices de estas políticas que nos están aplicando y, en realidad, hay que hacer otras políticas que en cierto límite también son anticapitalistas, también son contra la Unión Europea, también son contra el Euro, y son xenófobas, y son racistas, y son anti migración, y están encontrando un gran apoyo social. En Francia, el primer partido hoy día de Francia es el Frente Nacional, un partido fascista, neofascista. Y, mañana, 23 de marzo (domingo), va a haber elecciones en Francia, elecciones locales, y el Frente Nacional va a tener un resultado muy importante como probablemente nunca lo había tenido hasta entonces. Y ya es el primer partido de los trabajadores en Francia. Y, no olvidemos también una cosa, que en América Latina no se conoce, y es que todo el norte de Europa está hoy día dominado por la extrema derecha: en Finlandia la extrema derecha; en Suecia, aunque no han ganado los social-demócratas, la extrema derecha gobernaba y la oposición es muy importante; en Noruega, la extrema derecha gobierna; en Dinamarca, en Holanda… Hay una extrema derecha muy importante en muchos países. En Inglaterra, ahora con el Partido Unique… Entonces, en los países de Europa Central la extrema derecha está subiendo enormemente. Es el fenómeno más visible de lo que ocurre. Suiza, que es un país considerado como una democracia perfecta, está gobernada por la extrema derecha, por un partido de extrema derecha. Y a veces en América Latina no se tiene conciencia de ese fenómeno en Europa, que políticamente esa extrema derecha cada día tiene más electores, y esa extrema derecha representa un enorme peligro también para Europa, frente a partidos tradicionales, social-demócratas o conservadores, que están muy desgastados.

Sobre la influencia de Estados Unidos y el rol de los periodistas

Qué influencia tienen los Estados Unidos, pues, una influencia paradójicamente cada vez menor. Los Estados Unidos están hoy día aislados en el continente americano, y es porque están aislados (en particular la creación de la Celac lo ha demostrado) que han cambiado de política con respecto a Cuba, porque quisieran volver a tener una influencia en América Latina y quisieran que la Cumbre de las Américas del 10 de abril en Panamá, pues, consagrase esa salida del aislamiento. Es paradójico, porque ellos trataron de aislar a Cuba, y son ellos los que se encontraron aislados, y han tenido que reconocer que su política era errónea con respecto a Cuba. Es una gran victoria, evidentemente, para la diplomacia cubana. Pero, curiosamente y en contradicción con esta línea, se han puesto a hostigar desde principios de este año de manera inaceptable a Venezuela, y el resultado va a ser y está siendo que, de nuevo se van a encontrar aislados. Así que ellos no pueden hoy día querer tener unas relaciones “normalizadas” con Cuba y tener unas relaciones conflictivas con Venezuela. Los aliados de Venezuela solidarios, y entre ellos, evidentemente Cuba, ya han dicho que en la Cumbre de las Américas le van a pedir explicaciones a Estados Unidos y, por consiguiente, se van a encontrar de nuevo aislados. La influencia en todo caso ha disminuido con respecto a lo que era en los años 50, en los años 60, en los años 70. No hay comparación.

Y en cuanto al comportamiento de los periodistas, es obvio que, en particular en esta batalla que se está dando en América Latina de defensa de los gobiernos legítimos y democráticos de progreso, los periodistas deben tomar posición. Es mi opinión. Tomar posición no quiere decir que ellos tengan que traicionar su deontología o su ética. Simplemente, deben defender algo que pensamos que son políticas que convienen a la mayoría. Eso no debe conducirles a mentir, o a exagerar, o a ocultar información. La información no es objetiva, es subjetiva, la información es siempre una formación de coraje y hoy día hay que demostrarlo, en particular en el caso de Argentina frente a la batalla que se avecina el 25 de octubre próximo para la elección del sucesor o la sucesora de Cristina Fernández.

Transcripción: Fernando Torres-REdacción Pressenza-Perú