Por Sergio Castro Bibriesca / @SergioBibriesca

El Diario de Guerrero, el 27 de septiembre, un día después del ataque de policías municipales a estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, tituló una nota firmada por Abel Miranda: “Por fin se pone orden”. En el sumario se escribió: “La acción de la Fuerza Estatal y Militares para evitar que vándalos de Ayotzinapa robaran autobuses fue motivo de público aplauso”. El 13 de octubre de 2014, el medio michoacano, Gente del Balsas encabezó: “Suspende corridas de autobuses por vandalismo de normalistas”, a dos años de conmemorarse una represión vivida por normalistas de la Normal Rural “Vasco de Quiroga” de Tiripetio, Michoacán. La cobertura de algunos medios locales, ha calificado como “vándalos” a los normalistas, sin atender las voces de los mismos.

Los normalistas de Tiripetio, pidieron una audiencia con Fausto Vallejo, el entonces gobernador de Michoacán. Era 15 de octubre de 2012. En aquel momento, los normalistas peleaban para derogar una reforma a los planes de estudio; acusaban que la reforma tenía un enfoque “neoliberal”. La reforma pretendía introducir cambios como la impartición de clases por competencias, tecnologías e inglés.

Según los normalistas, la reforma se debía adaptar a las características de la población, “especialmente a los indígenas”.

Uno de los normalistas declaró: “Queremos que se modifique la reforma, por el hecho de que el inglés no puede ser una segunda lengua en el estado, pues en muchas regiones, la primera lengua es el p’urhépecha y la segunda es el español. No podemos sustituir al español por el inglés. La reforma debe abarcar las condiciones que tiene nuestro estado.

Otra cuestión es que se quieren dar horas de computación, estamos en contra de eso, simplemente porque nosotros como docentes no podemos ir a comunidades a enseñar computación cuando ni siquiera tenemos luz en las comunidades”. Los estudiantes sostenían que aceptar ese plan era caminar hacia la desaparición de las escuelas normales rurales

Los normalistas de la Vasco de Quiroga fueron desalojados el 14 de octubre de 2012. Fueron detenidos 176 estudiantes. A las 10 de la noche de ese día, los estudiantes regresaban de una audiencia con Jesús Reyna, donde acordaron “dialogar”. Los estudiantes regresaron, “y como a las dos horas llegaron las fuerzas federales. Lanzaron gases lacrimógenos y balas de goma. Empezamos a controlarlos un poco en la puerta principal y empezó el enfrentamiento.

Cuando entraron nos fuimos a la cancha de fútbol, ahí nos íbamos a agrupar, pero cuando derribaron una barda, nos dimos cuenta ya había un chingo de federales”, declaró un normalista días después del enfrentamiento. Otro normalista señaló que “los dormitorios, el comedor y el edificio central también lo destruyeron”.

Ayotzinapa

El Diario de Guerrero, tres días después de la muertes de dos normalistas de Ayotzinapa en diciembre de 2011, tituló otra nota: “Normalistas de Ayotzinapa no cesan en su vandalismo”.

A las 12 horas del 12 de diciembre de 2011, estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, Guerrero, organizaron un bloqueo en la salida de la autopista de Chilpancingo a Acapulco. Pedían una audiencia con el gobernador Ángel Aguirre y exigían la solución a un pliego petitorio. Entre aquellas demandas estaban: aumentar los 35 pesos diarios por estudiante que se asignaban cada día a sus tres comidas; pedían que se repararan los baños, los dormitorios y las instalaciones de la escuela –que tenían ocho años sin mantenimiento–; solicitaban que la matrícula anual de 140 alumnos de nuevo ingreso aumentara a 170 y requerían becas para los egresados. El resultado de esa manifestación fue: la ejecución extrajudicial de los estudiantes Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría, además de la tortura a Gerardo Torres Pérez.

El pasado 26 de septiembre, perdieron la vida seis personas, entre éstas tres estudiantes de la Normal; en ese momento se informó de 57 desaparecidos, de los cuales 15 se escondieron en sus casas y se supo de ellos horas después. En los operativos participaron policías municipales de Iguala y personas vestidas de civil. El resultado de ese operativo dejó: ejecuciones extrajudiciales de tres normalistas, un jugador de futbol de un equipo de tercera división, el chofer del camión que transportaba a la escuadra chilpancingueña y una mujer que viajaba en un taxi. Ese 26, los normalistas boteaban para tener más recursos para sus actividades.