Por Roberto Blanco Tomás para Vallecas Va.- El 18 de septiembre tendrá lugar el juicio de Alfonso Fernández, Alfon, vallecano de 22 años detenido al salir de su domicilio en la mañana de la jornada de huelga general que tuvo lugar el 14 de noviembre de 2012, acusado de “tenencia de explosivos” según el testimonio de la Policía. La plataforma de solidaridad con el joven considera dicha acusación un montaje, puesto que la supuesta mochila que contenía dicho material no era suya, ni se encontró huella alguna de Alfon en la misma. Se enfrenta a una petición de cinco años y medio de cárcel.

Pero Alfonso ya tuvo que sufrir 56 días de encarcelamiento, sin juicio ni condena previos, hasta que la presión popular consiguió su liberación. En un principio estuvo en prisión preventiva por supuesta “alarma social”, algo que ya no contempla el Código Penal. Después se le aplicó el régimen FIES, polémico protocolo carcelario de aislamiento y control para presos de “especial seguridad”. Una dura prueba que no consiguió doblegar a este joven vallecano ni a su familia, que hizo piña en torno suyo y encabezó infatigable la lucha por su excarcelación. A finales de agosto, Alfonso nos recibe junto a su madre y su hermana en el domicilio familiar para charlar un rato. De trato afable y cariñoso —como toda la familia—, llama inmediatamente la atención su claridad de ideas y ese punto de madurez que aporta a la mirada el haber pasado por experiencias difíciles.

¿Qué recuerdas del día de la huelga general?

Poco, porque según salgo de casa ya me detienen, y eran las siete de la mañana, así que no me dio tiempo a ver más… La verdad es que cuando salí y les vi, pensé que era un control rutinario, pero resultó que tenían otros planes para mí…

¿Cómo te explicas lo que pasó?

Me parece una maniobra de Delegación de Gobierno y del Ministerio del Interior para frenar el movimiento obrero, que está en expansión en barrios como Vallecas y ciudades como Madrid. Cada cierto tiempo dan un golpe de éstos a alguien de la juventud o a un militante del movimiento obrero como “aviso a navegantes” para frenarlo y así tener cierto control de la situación: llevar la lucha por donde ellos quieran y que no se generalice.

¿Qué recuerdo tienes de prisión?

Sobre todo el ver que allí lo que hay es gente de clase obrera… Quien llena las cárceles es el proletariado, nunca ves a los ricos allí o a sus hijos… Si entran es porque han robado a otro rico, porque se han robado entre ellos, como el Bárcenas.

También el ver cómo se practica la tortura habitualmente, cómo se aplica sobre todo con presos políticos, cómo se utilizan regímenes salvajes… En Europa no es muy cotidiano lo que pasa en las cárceles de España.

Con esta experiencia, ¿notas que ha cambiado tu vida?

Sí, claro… Ya no puedo disfrutar de la juventud como lo haría cualquier chaval de 22 años… Claro que ha cambiado en todos los sentidos… Pero bueno, también nosotros elegimos este camino, el de la lucha, que consideramos el único que tenemos si queremos garantizar un futuro, así que no tenemos problema en este sentido…

¿Qué ha sido de tu vida desde que saliste?

Aparte de ir a firmar cada quince días, he estado trabajando con mi padre, como ya estuve antes. Luego tuve que dejarlo, porque no había suficiente trabajo para los dos… He estado terminando estudios que tenía pendientes… Y bueno, luego hemos invertido sobre todo nuestro tiempo en contar lo que hemos vivido, la experiencia dentro de la cárcel, la experiencia de lo que es un montaje policial por motivos ideológicos, y dar a conocer esta situación en lugares de España en que no se conoce tanto.

Lo que queremos sobre todo es conseguir que no se normalicen casos como el mío. Hasta ahora lo que hemos vivido han sido montajes a ciertos sectores que han intentado marginar, como el entorno antifascista, y ahora vemos cómo lo mío fue una vuelta de tuerca. Ya el simple hecho de acudir a las huelgas generales te puede llevar a la cárcel en un régimen de tortura como es el FIES. Por eso queremos hablar tanto de mi situación, y no solo por personificarlo en mí o hablar de “este pobre chico, lo que ha vivido”, sino para no dejar que se normalicen este tipo de cosas.

Da la impresión de que, más que meterte miedo, esta situación te ha fortalecido en tus convicciones… ¿Es así?

Sí, aunque hay momentos que sí que es verdad que te paras y piensas en todo, pero es lo que digo: tengo una familia que siempre ha estado comprometida a nivel vecinal y de militancia… También mi entorno, mis amigos, el barrio… No hay nada que me pudiese frenar o que me pudiese tirar un poco para atrás… Todo lo contrario: en mi entorno se fomenta el tener este compromiso… Entonces no, no creo que haya servido para amedrentarnos o para asustarme a mí personalmente. Y por eso precisamente estamos haciendo esto para dar a conocer lo que está pasando.

¿Qué crees que ocurrirá en el juicio?

En España la palabra de un policía es una prueba en el juicio, y ésa es la única que han presentado. Nosotros no hemos podido presentar ninguna, porque es simplemente nuestra palabra contra la de la Policía. No hay otra manera de demostrar nada, así que el juicio… No tengo ni idea… A un simple funcionario del Estado le dan un poder aberrante, porque su palabra puede joder la vida a quien se ponga por delante.

Ellos lo que hicieron fue avisarme de que, si no colaboraba y no les daba información, me acusarían de “tenencia de explosivos” y dirían que yo portaba ese material… Yo les dije que vale, que adelante, y lo cumplieron.

¿Quieres enviar un mensaje a nuestros lectores?

Sobre todo que no se asusten cuando escuchen este tipo de casos… Es todo lo contrario: es mucho peor el futuro al que están abocando a tantos jóvenes de este barrio, y no solo de este barrio. Si queremos evitar la miseria absoluta y la esclavitud asalariada a la que nos están llevando, hay que comprometerse. Hay que salir a la calle: que cada uno aporte un grano de arena, y así podremos conseguir algo algún día… Y tener en cuenta que la solidaridad es nuestra mayor arma, porque tampoco tenemos los medios de que disponen el Estado y los poderosos… La solidaridad es un pilar básico de la lucha de los obreros.

Una familia unida y luchadora

La familia de Alfon, muy unida y acostumbrada a luchar por lo que consideran justo, cerró filas desde el minuto cero en torno al joven, en principio para conseguir su puesta en libertad, y desde entonces para defender su inocencia y contribuir a que no se repitan casos como el suyo. Paz, su hermana, lo explica: “Desde el encarcelamiento de mi hermano hasta ahora, hemos intentado ver este tema desde una perspectiva más militante que familiar, porque si lo ves como familia se te hace mucho más duro… Yo, cuando le encarcelaron, tomé la decisión de que, como joven, tenía la misión de llegar a la gente de mi edad y contarles lo que está pasando. Tanto a través de asambleas de jóvenes como con la plataforma por la libertad de Alfon, he dado charlas para explicar el análisis político que hacemos de por qué se producen estos casos de represión y la situación existente en las cárceles, no solo de los presos políticos, sino también de los presos sociales, que al fin y al cabo son víctimas de las políticas que se desarrollan. Ésa es la visión que en la familia hemos decidido tomar, recibiendo siempre solidaridad de todo el mundo”.Por su parte, Elena, madre de Alfon, apunta: “estoy muy orgullosa de mi barrio, de mis hijos y de la juventud luchadora, combativa y organizada. De cara al juicio, sé que va a haber una respuesta de solidaridad. La labor que venimos realizando —yo fundamentalmente desde la asociación Madres Contra la Represión, con otras madres de jóvenes imputados y con causas pendientes por la lucha social y laboral— es de difusión y de buscar solidaridad. Hemos comprendido desde un principio que la mayor arma que tenemos es la organización y la solidaridad. Con los ataques que estamos recibiendo de este sistema, no nos queda más remedio que responder o subyugarnos. Es el mensaje que quiero transmitir a mi generación, a los padres de nuestros jóvenes: que tenemos que estar al lado de ellos y luchar junto a ellos”.