Por Federico Barrago.- El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, está preocupado porque todos los datos sugieren que el PP podría perder numerosas alcaldías, algunas de ellas muy importantes, en las próximas elecciones municipales de mayo de 2015. Como consecuencia, la dirección del PP ha acordado el pasado miércoles, presentar a partir de septiembre en todos los ayuntamientos, una moción en defensa de la elección directa de alcaldes. Esta propuesta, lanzada por Rajoy, en el último comité ejecutivo de los populares, supondría una reforma de la ley electoral para que gobierne el candidato más votado. De hecho, la aprobación de la reforma electoral tendría que ser aprobada en el 2019, previéndose un recorrido más largo y la colaboración de todas las fuerzas políticas; pero ha sufrido un fuerte empuje en este período. El Partido Popular está decidido a aprobarla aunque oficialmente aún no ha puesto fecha ni concretado su alcance.

Según el PP  “la elección directa del alcalde se funda en la búsqueda de una mejor gobernabilidad, de una mayor identificación del alcalde con los electores y de un reforzamiento del Ayuntamiento como institución destinada a proporcionar servicios a los ciudadanos”.

La oposición

El PSOE busca formar un frente de oposición a la reforma electoral. Pedro Sánchez, secretario general, ha vuelto a rechazar la pretensión del PP de modificar la ley electoral para que en las elecciones municipales sea elegido alcalde el cabeza de la lista más votada. «El PP sólo busca una elección directa: la del PP», ha escrito el líder socialista en Twitter.
El numero dos del PSOE, César Luna, ha anunciado que su partido va a iniciar «una ofensiva» contra la elección directa de alcades, a la que pedirán que se sumen otros grupos políticos con el fin de conformar un «frente de oposición» contra lo que consideran «una cacicada disfrazada de reforma».
Luna ha expresado su «rechazo total a la última trampa del Partido Popular» y ha pedido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que «salga de su letargo» y aclare si la propuesta de reforma de la ley electoral sale del Gobierno o del PP y del señor Javier Arenas (vicesecretario nacional del PP).

La iniciativa del PSOE ha encontrado resultados positivos en el resto de la oposición. El secretario de Acción Política socialista, Patxi López, ha comentado que “los socialistas no van a caer en la «trampa» de negociar la posible reforma de la ley electoral para elegir alcaldes directamente, porque lo único que persigue es que el PP mantenga el poder en algunas ciudades”.

La socialista Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, en referencia a la reforma electoral ha dicho que «las normas del juego en democracia no pueden estar sujetas al abuso de la mayoría absoluta de nadie”.  Para Díaz el país esta “cansado de bronca, de enfrentamientos y de crispación” y ha pedido que si deben cambiar las normas del juego, se hará en su momento y no por el interés político de un partido.

Unida Izquierda también, a través sus portavoces estatales, hace saber que luchará en todas las formas posibles contra la reforma electoral de los alcaldes.

¿Qué prevé la reforma?

La fórmula que más consenso está teniendo entre los miembros del PP contempla conceder un premio de mayoría a la formación que supere la barrera del 40% de los votos. La lista que alcanza el 40% de los votos obtiene automáticamente la gobernabilidad. El Partido Popular estaría dispuesto a hablar de una segunda vuelta para intentar convencer a los socialistas, aunque esta fórmula no gusta a parte de los dirigentes del PP, como Cospedal y Arenas.

La ley  electoral actual para las elecciones municipales se basa en la votación mediante listas cerradas y la asignación de concejales siguiendo el sistema d’Hont. La barrera electoral exigida a cada candidatura del 5% de los votos válidos emitidos para obtener representación favorece la composición de mayorías perjudicando a los partidos menos votados. La Ley Orgánica del Régimen Electoral General determina el número de concejales de cada municipio en función del número de habitantes censados. Los electores no votan directamente a su alcalde; éste es elegido por los concejales en la primera reunión del nuevo pleno municipal, que tiene lugar 20 días después de las elecciones. Para elegir a un alcalde, es necesario que sea votado por la mayoría absoluta de los concejales. En caso de que ningún candidato consiga la mayoría absoluta, el nuevo alcalde será el concejal que estuviera en el primer lugar de la lista de la candidatura más votada por el electorado.