Por Dr Meir Margalit, desde Jerusalem

Hasta cuando continuará esta inútil contienda?

Kenneth Boulding, economista y filosofo Ingles, acuño un concepto denominado – «la trampa del sacrificio», que explica, de alguna manera, la actual escalada israeli en la franja de Gaza.  De acuerdo a dicha tesis, dirigentes políticos o militares tienden a aferrarse a conflictos perdidos a fin de evitar que sus pueblos se cuestionen el porqué de tanto sacrificio invertido en vano. Politicos que han sacrificado a sus hijos en aras de un objetivo absurdo, prefieren continuar  el conflicto antes de reconocer que se han equivocado y que todo el sufrimiento carece de sentido. Para ellos, es preferible continuar luchando antes que reconocer un error, y cuan mayor sea el precio pagado, mayor será la incapacidad de comprender los efectos de su conducta.  Este tipo de «trampa» es muy común en el área militar, donde generales prefieren seguir combatiendo a pesar que la batalla este ya perdida, debido a la incapacidad de reconocer su equivocación. Durante la segunda guerra mundial generales de ambos bandos continuaron la guerra de trincheras a pesar de saber que no tenía sentido, tan solo para evitar que la opinión pública preguntara preguntas embarazosas, al igual que la guerra de Vietnam continuó causando estragos cuando estaba claro que carecia de sentido seguir luchando por una causa perdida, por el simple motivo que -«después de haber perdido 54 mil soldados nos podemos abandonar ahora!». Lo mismo ocurrió durante la década del 80′ cuando el ejército israelí se negó a retirar sus tropas del Líbano, solo para esquivar preguntas incomodas.

Esta misma estructura mental rige hoy dia en Israel y es uno de los motivos principales por el cual esta guerra continuará hasta que alguna potencia internacional tome las riendas y ponga fin a esta locura.  A esta altura de los combates, está claro que esta contienda no tienen sentido, por el solo hecho de que Israel es incapaz de destruir al Hamas, y ni siquera es posible concretar el objetivo minimalista que se propuso – desmantelar el arsenal del Hamas – la prueba está en el el hecho que después de tanto bombardear,  los misiles de Gaza continúan volando sin cesar. Pero a pesar de ello, el argumento más popular entre aquellos que instan al gobierno a continuar luchando es que -‘después de haber derramado tanta sangre, no es factible acabar la guerra así nomás,  sin una victoria contundente’.   Negociar una tregua con el Hamas es considerado una postura inaceptable, ya que «al enemigo hay que aniquilarlo», aunque más no sea en honor a los caídos,  o por respeto a los padres de aquellos que perdieron la vida en la lucha por la patria.

Cada dirigente necesita justificar sus guerras y la mejor manera de justificarlas es continuarlas.  En su imaginario, todo lo que hace falta para ganar la batalla es un pequeño esfuerzo más, y ese «pequeño esfuerzo» conduce siempre, indefectiblemente, a un un pantano que cobra mas vidas y hace mas dificil finalizar la contienda.  El gobierno se enrrieda en esta postura a sabiendas que de lo contrario, puede pagarlo caro en las proximas elecciones. Es por ello que el gobierno israelí no puede admitir que esto carece de sentido y continua inventando razones o pretextos inauditos para seguir combatiendo sin saber hasta cuando.

Esta actitud irracional nos ofrece una de las explicaciones de la incapacidad israelí de acabar con el conflicto, ya que en el sub-inconsciente colectivo activa una voz destructiva, una ‘pulsion de muerte», si usamos el clásico concepto freudiano,  que los induce a continuar sacrificando «un poco más», con tal de no reconocer que la lucha marcha por mal camino.

Meir Margalit

Centro para la Promoción de Iniciativas de Paz y Comité Israelí contra las demoliciones de casas

23\7\2014.