Del blog Al final de la Asamblea

“Un microclima es un clima local de características distintas a las de la zona en que se encuentra. El microclima es un conjunto de afecciones atmosféricas que caracterizan un entorno o ámbito reducido. Así mismo depende de muchos otros factores.” – Wikipedia

 

Hace casi 2 años, surgía la pregunta “¿dónde está el 15-M?” y entonces dijimos “el 15-M no sólo es una estructura organizativa, sino sobre todo un nuevo clima social”. Esa pregunta sigue estando en la calle, ¿qué ha pasado con el 15-M?, ahora se dan ciertas respuestas, se ha dividido en sectores, cada quién defiende lo suyo (educación, sanidad, vivienda, etc), se ha perdido la unidad y el marco común que nos dio el 15-M, pero ¿es eso cierto?

Una lectura puede ser esa sí, pero entonces también sabíamos que en algun momento dado tendríamos que ir trabajando en cada una de las cosas sobre las que queríamos intervenir y decidir. Digamos que hemos hecho “grupos de trabajo” de toda la sociedad, lo cual no es baladí, ser capaces de articular las mareas, ser capaces de lidiar con lo que supone la concreción, tocar los problemas y pensar las opciones. Sin embargo eso parece no ser suficiente.

Hay algo de lo que no somos conscientes y es que ese clima 15-M sigue en marcha, sigue colándose por las rendijas, pero nos hemos acostumbrado a él. Es un microclima que sólo está en aquellas regiones tocadas por las #revolution, donde son las personas las que han cambiado, aunque sea sólo en una esquinita de su ser.

Así por tener en mente algunas de las pistas que nos da ese microclima: la PAH ha sido premiada con el premio europeo de la ciudadanía, el premio Principe de Asturias de las Letras, Antonio Muñoz Molina dice estar “asolado por una crisis cuyos responsables quedan impunes mientras sus víctimas no reciben justicia”, los estudiantes niegan el saludo a Wert, hay una monja republicana que monta un partido , hay un partido X dónde la X aparece como incógnita de cómo será ese nuevo tipo de partido, surgen iniciativas de desobediencia civil pública y organizada entre usuarios y trabajadores del sistema sanitario como Yo sí sanidad universal, fundaciones ciudadanas como Civio para decir “adios opacidad, hola democracia”, creando el mapa del poder en España con Quien manda o el esfuerzo de Paul Borons para explicar conceptos asociados a la economía de una manera sencilla para constatar que realmente nos venden gato por liebre, surge la versión española de la Open Knowledge Foundation  en busca del open data y la transparencia, fundada por periodistas independientes y no por instituciones o mass-media. También existen multitud de iniciativas de gentes organizandose, coordinandose en espacios de coworking, de economía social, mercados como (San Fernando), cooperativas como Cooperama o Cooperativa Integral , muchas gentes pensando cómo se puede hacer para resistir, para inventar nuevas formas y vías.

Más de 2 años y medio han pasado desde el 15M, el momento de la explosión, del subidón en el que todo era posible, cualquier cosa la podíamos cambiar y bueno no ha sido tan así, objetivamente la sociedad ha ido a peor, más privatizaciones, más paro, más precariedad, más migración, el gobierno se siente impune en sus políticas de la barbaridad.

Sin embargo, hay un marco del 15-M que sigue estando presente: horizontalidad, pese a la creación de partidos sigue sin haber líderes; inclusividad, se piensa más en términos de construcción para el 99% (educación para todos, sanidad universal, vivienda como derecho universal, economía social, etc); respeto, los diferentes conviven, la exclusión de los migrantes, los marginados, los desahuciados, no son parte del hacer de la sociedad (que no tiene que ver con las políticas que se llevan a cabo); no-violencia sigue estando activa y evidenciando día a día la violencia policial; inteligencia colectiva sigue en funcionamiento, todas las iniciativas ponen su saber en común, para que se extienda, para que sea fácilmente reapropiable.

Muchas veces no somos conscientes de nuestras propias palabras. “Vamos lento porque vamos lejos”, es así, literal, estamos digiriendo, asimilando lo que se produjo en un momento de explosión del 15-M, producto a su vez de muchas experiencias previas. Tampoco somos tan inocentes como para creer que el cambio viene de la noche al día, pero sí como para saber que los fuegos subterraneos siguen.

El microclima está pero la parte pendiente que nos queda es cambiar nuestras propias vidas y eso depende de nosotros.