Al medio día de hoy, martes 17 de septiembre, el gobierno ecuatoriano lanzó al mundo la Campaña “La mano sucia de Chevron”. El presidente Rafael Correa visitó una de las piscinas que dejó la empresa, en la provincia amazónica de Sucumbíos, para mostrar la evidencia del daño. En este marco, Pressenza recupera el testimonio de uno de los pobladores.

 

Wilmon Moreta nació ha vivido en la amazonía por más de 18 años. Trabajó a orillas del Río Napo, a ocho horas de Coca, capital de la provincia amazónica de Orellana. En su trabajo utilizaba todo el tiempo el agua del río directamente, sin ningún tipo de tratamiento: “ladeábamos las manchas negras y recogíamos el agua alrededor. La enfermedad que tengo en mi piel, es producto de eso”, afirma.

 

Wilmon no sabe cómo se llama su enfermedad pero sí sabe que su piel no resiste nada “es como un papel que se rasga por cualquier cosa” y sabe también que, a raíz de dicha enfermedad y progresivamente, sus pulmones, estómago y glándulas suprarenales se han ido deteriorando y así continuarán, porque no tiene cura.

 

El lugar que Wilmon menciona está muy lejos del lugar en el que estamos en este momento, acompañando el lanzamiento de la campaña internacional “La mano sucia de Chevron”. Sin embargo, él mismo nos explica: “es que en esos sectores también había piscinas así al aire libre y cuando llueve bastante el agua al filtrarse le alza al petróleo y se filtra por los tubos que van directamente a ríos y riachuelos”. Nos comenta que salió del Coca buscando un lugar menos contaminado y se encontró con este, La Primavera, mucho más contaminado que el lugar de donde proviene Wilmon. “Aquí, en La Primavera, quedaron 20 piscinas que han causado una terrible contaminación”, comenta.

 

“Esto dejó la compañía Chevron-Texaco sin pensar en el medio ambiente, en la fauna, en los seres humanos, solo les importó llevarse la riqueza del país, en acuerdo y complicidad con los gobiernos; nunca trataron de evitarlo y tampoco de remediarlo. Ellos dicen que no contaminaron. Que vengan y se sirvan el agua como nosotros nos la hemos tenido que servir… “, dice  indignado.

 

Moreta es uno de los miles de afectados que se aglutinado en la Asociación de Afectados por la Chevron-Texado y nos cuenta que, si finalmente la Chevron entrega el dinero que el juez ha ordenado, los afectados han decidido emplear ese recurso en la remediación ambiental y en el funcionamiento de un centro de investigaciones que permita una observación permanente sobre los daños existentes en la salud de los pobladores de todo el territorio afectado por la operación de la Chevron-Texaco.

 

“Es necesario darle un trato al ambiente que nos permita vivir en armonía y que nuestros hijos y nietos puedan vivir en un ambiente más adecuado” concluyó Moreta.

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