Bolivia redujo de cuatro a dos millones el número de personas con hambre en los últimos seis años, afirmó el miércoles el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, al inaugurar el IV Foro del Frente Parlamentario contra el Hambre de América Latina y el Caribe, en la ciudad oriental de Santa Cruz.
«Hemos bajado de cuatro millones de personas que dormían con hambre a dos (millones), en cinco o seis años, pero aún dos millones de bolivianos duermen con hambre», declaró Álvaro García Linera, que también se desempeña como presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Asimismo, el vicepresidente boliviano hizo énfasis en la importancia de darle poder a las organizaciones campesinas y de los pequeños productores agropecuarios, para garantizar alimentos a los pueblos y eliminar la pobreza en el mundo.

«Soberanía alimentaria requiere decisiones políticas, transformación del sistema productivo, empoderamiento de las organizaciones sociales campesinas originarias en el control de los procesos productivos», agregó.

Por otra parte, recordó que, en la actualidad, «cerca de mil 200 millones de personas en el mundo tienen hambre, duermen con hambre y despiertan con hambre».

El vicepresidente boliviano aludió, además, a que «somos un planeta con hambre. En nuestro continente latinoamericano alrededor de 30 millones de personas tienen hambre… y hace cinco años, cuatro de los 30 millones eran bolivianos que dormían con hambre, hoy dos millones de bolivianos aún duermen con hambre».

En 2006 el presidente de Bolivia, Evo Morales, asumió la decisión política de conquistar la soberanía alimentaria de Bolivia, democratizando la propiedad de la tierra y fortaleciendo la economía campesina que durante mucho tiempo fue maltratada, resaltó.

«Cuando llegamos al Gobierno cerca de 39 millones de hectáreas estaban en manos de haciendas y cerca de 13 millones de hectáreas en manos de campesinos. Hoy, en 2013, la cosa cambió mucho: la hacienda, convertida en agroindustria productiva eficiente regulada, tiene alrededor de 4 millones de hectáreas y las comunidades campesinas, indígenas cerca de 35 millones de hectáreas», explicó.

Igualmente, se refirió a la implementación de un seguro agrícola para proteger la economía de los pequeños productores, así como a la determinación de llevar el agua a todas las comunidades, no solo para consumo humano, sino para la agricultura y la ganadería.