En ocasión de la presentación en la Librería Treves de Napoles de su último libro Silo. Il Maestro del nostro tempo (Multimage, 2013) conocimos a Pía Figueroa Edwards. Activista, política y periodista chilena, también directora de la agencia internacional de noticias Pressenza.

“Silo” es el sobrenombre de Mario Rodríguez Cobos, intelectual y activista argentino (1938-2010) fundador hacia fines de los años Sesenta, de la corriente de pensamiento del Nuevo Humanismo y del Movimiento Humanista referido a ella.

El volumen, que recoge muchos relatos de vida cotidiana de la autora en relación a este ilustre pensador no-violento, aporta un retrato que combina el ámbito social, personal y espiritual. Así como el Movimiento Humanista propone una acción no-violenta de cambio que involucra indisolublemente estos tres ámbitos. De los relatos surge, además, un panorama del período histórico que va desde las últimas décadas del milenio pasado a los primeros años del recientemente iniciado, no solo desde dentro de una realidad sudamericana en evolución, sino que tocando también otros lugares del mundo. Hicimos algunas preguntas a la autora, que habla un excelente italiano.

¿Cual ha sido tu experiencia de participación con el siloísmo y la sensibilidad del Nuevo Humanismo?

Justamente en el libro está explicado detalladamente: durante dos años, comenzando desde Argentina, fundamos un movimiento llevándolo a todo el mundo. Luego en cada lugar y ciudad se fue desarrollando a modo suyo, diversamente. Personalmente, después de haber llevado el movimiento a Las Filipinas, viví en Italia, donde permanecí por seis años, tres en Roma y tres en Milán. Luego regresé a Chile, donde asumí diversos roles políticos (los Humanistas conformaron la coalición de fuerzas que en 1988 condujeron la campaña por el NO en el plebiscito de Augusto Pinochet y gobernaron con la Concertación para luego separarse del poder, ndr) para después pasar a ocuparme de funciones de prensa y configurar la agencia Pressenza.

El Movimiento Humanista nació bajo un régimen de dictadura militar (Argentina de los ’60-’70, ndr) y logró llevar adelante una acción que superara la situación de fuerte violencia física, psicológica, etc. Existe algún parangón entre aquel período y lo que sucede hoy en América Latina, con distintos movimientos sociales?

Es muy distinto moverse para hacer algo con un movimiento no-violento que quiere grandes cambios en este momento histórico, que frente a una dictadura militar. Actualmente en Sudamérica no sucede que maten brutalmente a las personas por aquello que piensan, como ocurría durante la dictadura; creo que nos movemos simplemente porque el poder actual no puede sostenerse más. La gente se moviliza porque está hastiada de una democracia falsa y no está dispuesta a seguir aceptando la distancia social que este sistema genera, así como tampoco acepta la invisibilidad con la que cubren a los pueblos originarios, por ejemplo… hoy nos estamos moviendo por nuestros derechos. Me parece que estos nuevos movimientos quieren establecer una sociedad de derechos, en la que los derechos humanos tengan la vigencia que deben tener. El derecho a la educación, a la salud, a las pensiones, a una información libre y democrática. En este aspecto, por ejemplo, existe un enorme rechazo a la manipulación de la información que ejercen los grandes conglomerados mediáticos, serviles a los capitales financieros y no resulta casual el desarrollo que están teniendo las redes sociales, que cuentan actualmente con mayor credibilidad social y política. Es la necesidad de una sociedad de derechos lo que hace moverse a las personas, de una forma u otra, y esto sucede en todo el mundo: de los indignados, a los occupy, al 99%, a los estudiantes de Chile, los pueblos originarios de Canada, en Turquía, con los brasilerosque incluso prefieren renunciar al Mundial de Fútbol con tal de obtener las demandas sociales por las que claman. Me parece que no se trata de un fenómeno local, sino que de un fenómeno mundial que está en manos de las nuevas generaciones. Quizá por primera vez en la historia, en la historia reciente al menos, esta nueva generación es afectuosa con las demás generaciones, no las rechaza. Creo que en el momento actual el valor fundamental, tomando los ideales de la Revolución Francesa, no es tanto la libertad o la igualdad, sino sobretodo la fraternidad.

En 1969 en cambio el problema fundamental era la igualdad y además también la libertad, especialmente la liberación de los regímenes dictatoriales. Actualmente percibo más bien un sentimiento muy intenso que nos hace reconocer al otro como un ser humano con todos sus derechos. Se trate de un discapacitado, de un indígena… hay un sentimiento de rechazo hacia todas las formas de discriminación que el sistema genera. Me parece que en el fondo se está buscando una sociedad realmente humana.

La especialidad de un movimiento no-violento es ocuparse paralelamente tanto de la liberación social como de aquella personal. ¿Está sucediendo ésto?

En general sí, y no solo por el surgimiento de los nuevos movimientos sociales: la fuerza de las circunstancias de esta tremenda crisis lleva a considerar la imperiosa necesidad del cambio personal. No se logra entender al mundo actual si uno no cambia. No se lo logra comprender de modo diferente si no se desarrolla una nueva sensibilidad. Veo que esta nueva sensibilidad está surgiendo, como una respuesta frente a las circunstancias actuales. Cuestionar lo establecido, luchar por un mundo que sea para todos, aún cuando personalmente pudieras estar bien y no tuvieras necesidad de cambiar nada, pero no eres indiferente a las dificultades que adviertes a tu alrededor y sientes que es necesario cambiarlo todo. La situación en sí nos obliga a todos a dar lo mejor de nosotros mismos y ponernos en dirección de un cambio profundo. Creo que también el cambio interno se lo está buscando con formas nuevas, con mucho más profundidad que en el pasado.

En el título de tu libro usaste un término más bien fuerte para describir a Mario Rodríguez Cobos: “el Maestro de nuestro tiempo”. ¿En qué sentido lo definiste así?

En general llamamos “maestro” a quienes no sólo hacen bien aquello que hacen, sino que además abren horizontes para los demás. Y por lo tanto “enseña”. Los grandes Maestros de la historia han abierto, todos, horizontes espirituales, pero también sociales y de cambio personal. Silo para mí ha hecho eso. Difundiendo su doctrina humanista ha abierto un nuevo horizonte social, personal y también espiritual, enseñando el camino que recorrer para poderlo abrir a otros. Comparando su enseñanza con la de los grandes maestros de la historia, desde Pitágoras a Platón, al Budha, a Jesùs, al Mahatma Gandhi, todos ellos han visualizado un mundo muy distinto de aquel en el que vivían, basado en principios nuevos. Yo interpreto la enseñanza di Silo en estos términos. Una referencia además para las nuevas generaciones.

¿El sentido de este libro es entonces también dejar esta enseñanza disponible a futuro?

Sí, el libro nació de la idea de difundir este pensamiento que abre nuevos horizontes. Y está relacionado con una campaña de difusión con la cual estoy comprometida personalmente. Luego de la publicación y las presentaciones de la versión italiana, el 25 de julio presentaremos la edición original en español en Santiago de Chile, después en agosto la presentaré en Buenos Aires, por septiembre será publicada la edición en portugués que se presentará en Brasil. En octubre seguiremos con España, Madrid y Barcelona, y luego otras ciudades, también de Sudamérica.

Domenico Musella @nico_musella