Se trata de despertar de un mal sueño…

Contextos libertarios

Hacia 1776, se proclamaría la independencia de las Trece Colonias en América del Norte, liberándose de la ocupación del  colonialismo inglés. Este impulso independentista cruzaría el Atlántico, y pocos años después en Francia, a través de la  autoproclamación del Tercer Estado ya en 1789, se daría la revolución burguesa contra el absolutismo monárquico. Estos aires liberales no tardarían en expandirse hacia la América Española.

En América del Sur, también en el 1776, y como consecuencia de las reformas borbónicas en España, fue creado el Virreinato del Río de la Plata, debido a una escisión del extenso territorio que ocupaba el  virreinato de Alto Perú. Pero esta división administrativa, va a durar poco. Luego de la exitosa expulsión, a los dos intentos de invasiones inglesas (en 1806 y 1807) se torna posible y querible sacudirse el yugo del imperio español, empezando con ello, una larga guerra de independencia contra la ocupación de los ejércitos realistas de la América hispana y culminando  en la batalla de Ayacucho en Perú en el 1824.

Todo  esto, sólo fue la independencia territorial, la de la ocupación. Pasaran más de 200 años para que comience a surgir otra posibilidad libertaria, pero esta vez la batalla será más profunda, se trata de despertar de un mal sueño y sacudirse la ideología hegemónica que sometiera a la marginalidad y a la pobreza, durante décadas, a los países marginados de nuestro continente.

De qué ideología hablamos

La noción de ideología ha estado vinculada históricamente con la idea de distorsión. Esa mirada alcanza un sentido político en el período conocido como La Ilustración. Pensadores sumamente radicalizados, como D’Holbach y Helvetius, producirán la crítica conocida como la teoría del engaño del clero, considerada como la versión ilustrada de la noción de ideología. D´Holbach y Helvetius decían que el poder absoluto se sostenía sobre la base de las mentiras del clero, que sirviéndose de su autoridad,   engañaba al pueblo respecto de los orígenes y fundamentos del poder.

Otros herederos del enciclopedismo – críticos de la monarquía y de las formas autoritarias del ejercicio del poder- como Condillac,  Cabanis y Destutt De Tracy, llamados los ideólogos;  pensaban que era posible reconstruir la genealogía de las ideas a fin de construir un conocimiento indudable acerca del mundo. Con ésta postura, Napoleón se pondría nervioso; aquellos pensadores, sus opositores políticos y  una amenaza por cierto,  eran descriptos por el emperador, utilizando la palabra “ideólogos” en  sentido despectivo, como una acusación respecto a  los intereses opuestos  del gran corso.

Ya en la obra de Karl Marx y Friedrich Engels, en La Ideología Alemana; se peralta  que; las ideologías no describen al hombre, su situación en el mundo y la sociedad de un modo correcto, sino de un modo deformado, falso; esa deformación en la descripción del hombre es consecuencia del interés de la clase dominante por mantenerse en su situación de dominio.

Concepciones falsamente deformadas que supimos conseguir

¿Y qué nos han hecho creer estos últimos siglos?… ¿qué ideologías sojuzgaron la América?

Sólo algunas de cientos: El paralelo del Ecuador, dividió en dos al planeta, y a partir de la división internacional del trabajo se nos dijo;  el sur será proveedor de esclavos, materia prima barata,  expoliación, pobreza, dictaduras, pillaje y miserias. El norte; la industrialización, la cultura, los colonialistas, los saberes, los gendarmes del mundo, y los héroes cinematográficos.

Otra ideología deformante, la superioridad de las razas. Creencias éstas que ayudaron a  legitimar la discriminación, la esclavitud, el apartheid, el analfabetismo y los numerosos genocidios. Era “natural” y  mejor visto, un blanco ario o anglosajón por ejemplo, que un amerindio o un negro.

El eurocentrismo orientaba durante siglos los procesos productivos y culturales. Hasta la terminación de las dos conflagraciones mundiales, donde se irá desdibujando la hegemonía de Europa surgiendo dos nuevos polos de tensión que determinarán las relaciones internacionales, los siguientes 50 años. Esto también degeneró en una nueva ideología deformante, el gran peligro rojo de los malvados comunistas contra los campeones de las democracias libertarias. De ahí en más, todos alineados y calladitos, ante  los grandes bloques.

Estas mismas monstruosidades han logrado hoy que todo occidente fenezca frente a los dictámenes del capital financiero internacional. Estados Unidos va perdiendo protagonismo y su corrosión interna más sus incoherencias y contradicciones en el plano internacional, empujarán su pérdida de hegemonía ante nuevos actores como China, India y el creciente bloque de la Unasur.

La última… los creyentes del pensamiento único, como el sociólogo Daniel Bell afirman que estamos ante la presencia “del  fin de las ideologías”. Al tiempo que se escucho por ahí, que estamos ante la presencia del fin de Daniel Bell, firmado… las ideologías.

¿Y ahora…en qué creer?

Hay una nueva configuración mundial. La relación que se establece entre los pueblos americanos y el resto del mundo, se basa en una  nueva cosmovisión que involucra no solo lo político y lo económico, sino lo étnico, lo religioso y lo cultural.

Estamos frente a un nuevo paradigma superador. América latina no tiene un pasado común que los aglutine, no todos son amerindios, pero sí atesora un futuro compartido que motoriza. Y esa fuerza es más poderosa que ninguna ideología que pretenda homogeneizar los continentes.

El poeta nos decía: “…los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada….Que no son, aunque sean. Que no hablan idiomas, sino dialectos. Que no hacen arte, sino artesanía. Que no practican cultura, sino folklore. Que no son seres humanos, sino recursos humanos…”

Aquella descripción tan inspiradora que nos regalara  Eduardo Galeano…va, felizmente, siendo superada. Esos nadies;  hoy despiertan y  en su gran comprensión de la diversidad, avanzan alegremente,  hacia una nueva nación humana universal.

Lic. Carlos Buj