Los insultos proferidos por el Señor Galilea son discriminatorios, racistas, violan el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas, denotan un virus de altura que le hace pensarse por encima de los demás y un cinismo en el que se escuda a la hora de dar explicaciones, que francamente ameritan la renuncia inmediata a su cargo.

Se inauguraba una muestra gastronómica en Puerto Montt cuando, según Pablo Galilea, llegó el Lonco Eric Vargas a la actividad y habría tocado la trutruca de modo de no permitir que la inauguración se desarrollara de acuerdo al programa previsto, habría también increpado al Subsecretario.

Por este motivo es que, finalmente, dice Galilea, terminó perdiendo la paciencia e insultó al dirigente mapuche.

Consultado sobre la importancia de su conducta, sostiene que se trata de «hechos marginales».

¿Qué será lo central entonces?

Si la paciencia se agota con tamaña velocidad y el trato discriminador y violento se ejerce sin control alguno, difícilmente está Galilea capacitado para ejercer sus funciones, especialmente considerando la crítica situación que vive el mundo de la pesca artesanal en todo el país debido a la Ley de Pesca -con movilizaciones anunciadas en diversas regiones, como la que se espera para este viernes en la ciudad de Punta Arenas.